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Un juez justifica una pena leve porque llevaba "años arreando hostias" al reo

El magistrado se despide de Málaga con un lenguaje insólito

Un magistrado ha dejado como legado de su paso por la Audiencia de Málaga una última sentencia, redactada en términos insólitos, en la que condena a la pena mínima a un delincuente habitual porque le ha cogido cariño, después de "muchos años arreándole hostias". El juez, José Manuel Ruiz Fernández, explica en los fundamentos de derecho de la sentencia que el acusado está "muy acabao" y que la ley impone "menos pena a los choris si les trincan y se comen el marrón".

El juez de Instrucción número 9 de Málaga -que, según fuentes judiciales, optará próximamente a un juzgado de lo contencioso-administrativo en Madrid- resuelve con ese razonamiento su decisión de castigar con una mínima multa de 6.000 pesetas a un toxicómano que trató hace dos años de robarle los cupones a una vendedora invidente. La vendedora se resistió hasta que llegó en su auxilio la policía.El instructor confiesa que le hubiera gustado absolverle,pero "no me deja el juez que llevo dentro", dice, y el fiscal, "que es muy buena gente, pero es fiscal, y se va a cabrear, y con razón".

El juez lucubra en la sentencia, que ha causado estupor en la Audiencia Provincial de Málaga, sobre el delito y la lógica que de él se desprende para condenar en su grado máximo: "Porque, vamos, intentar mangarle los cupones a una ciega es ya lo último; aunque sea una ciega con un par de..., como en este caso. Aunque bien es cierto que casi todos los vendedores de cupones los tienen bien puestos y es difícil dársela con queso".

"Darle caña"

Explica que "hace feo" ir quitándole los cupones a los ciegos y que habría que "darle caña" al procesado, "pero luego resulta que el hombre te sale con lo de la droga y el síndrome y el mono, y que estaba muy colgao, y, vaya, si total no llegó a quitárselos...".Tras esos argumentos y las citadas referencias a que es la última sentencia que dicta como juez de instrucción, así como las alusiones a la pena y el cariño que siente por un condenado que está en las últimas, agrega: "Son muchos años arreándole hostias al pobre hombre, y encima me voy de Málaga y le dejo en la cárcel". Y concluye: "Un mes de multa, y no se hable más".

El juez tampoco escatima explicaciones sobre la cuantía del castigo. "Si no tiene un duro el hombre, pues qué le vamos a poner: la mínima, 200 pesetillas por día, como el del anuncio del giliflautas ése de la ilusión (hombre, qué casualidad, ese abominable anuncio es de la ONCE, me parece)".

Fuentes judiciales aseguraban ayer que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) abrirá un expediente al juez, que tiene en su haber otras sentencias polémicas anteriores a ésta, del 7 de mayo.

La Inspección del Poder Judicial ya investigó a un juez de familia de Tenerife por incluir en sus resoluciones versos ripiosos o expresiones afrentosas que la comisión disciplinaria creyó susceptibles de expediente por "desconsideración" a los ciudadanos (véase EL PAÍS del 6 de abril).

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