El presidente está en contra de disolver la Duma, según su portavoz

Borís Yeltsin está en contra de disolver la Duma, aseguró ayer el portavoz del Kremlin, Dimitri Yakushkin, que salía así al paso de una extraña petición de Víktor Chernomirdin que causó controversia en su propio partido, Nuestra Casa es Rusia. La declaración no resolvió todas las dudas surgidas desde que la destitución del primer ministro, Yevgueni Primakov, el día antes de que comenzase el juicio en el Parlamento contra Yeltsin y que conforma un horizonte de grave crisis constitucional. Serguéi Stepashin, primer ministro en funciones, inició ayer sus contactos con líderes parlamentarios (incluido el comunista Guennadi Ziugánov) en busca de apoyos en la Duma. Con la primera votación fijada para el próximo miércoles, todo apunta a que el ex ministro del Interior será derrotado. Tres rechazos conducen, según la ley fundamental, a la disolución de la Cámara y la convocatoria de elecciones. Lo que no dice es qué pasa si la Duma está ya protegida por otro artículo: el que impide la disolución si los diputados condenan al líder del Kremlin. Si eso ocurre mañana, el conflicto estará servido.A falta de noticias, Moscú hervía ayer de rumores. El más siniestro, del que se hacían eco varios periódicos y dirigentes de la izquierda, era que esta crisis, la más grave desde 1993, puede degenerar en una Duma disuelta y en el aplazamiento indefinido de las elecciones legislativas e incluso de las presidenciales.

La salida a la palestra de Yakushkin aplacó un tanto esa inquietud. También la de otro incondicional de Yeltsin, el jefe del Servicio Federal de Seguridad, Vladímir Putin, que diseñó tres escenarios "constitucionales". El primero, que la Duma acepte a Stepashin. El segundo, que lo rechace, lo que llevaría a la disolución y a nuevas elecciones. Y el tercero, que lo rechace tras votar el impeachment. En ese caso, señaló, sería legítimo que Yeltsin confirmase a Stepashin y la Duma siguiese abierta.