El Buero de siempre
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
La fundación De Buero Vallejo, por el Centro Dramático Nacional. Intérpretes, Ginés G. Millán, Daniel Albadalejo, Esperanza Campuzano, Pepe Viyuela, Joaquín Notario, Juan J. Otegui, Héctor Colomé, Juan Fernández, Juan Prado, Lorenzo Area, Alberto Roca. Escenografía, Óscar Tusquets. Dirección, Juan C. Pérez de la Fuente. Teatro Principal. Valencia.Hay un Buero más o menos forzadamente simbólico que va desde En la ardiente oscuridad hasta El concierto de San Ovidio, donde la lucha constante contra la censura de la época impone un lenguaje críptico, a veces malentendido, o sobreentendido. Es cierto que Buero no siempre se dejó encerrar en esa trampa, y que supo encontrar el equilibrio exacto para hablar de su actualidad sin renunciar a un cierto aliento de durabilidad. Es esa habilidad, que le convierte en un clásico, la que vacila cuando las dificultades impuestas quedan atenuadas. Basada en parte en experiencias propias, La fundación recoge diversas respuestas vitales de cinco condenados en un recinto de resonancias carcelarias. El montaje de Pérez de la Fuente se empeña, y lo consigue (con la notable ayuda de la escenografía de Óscar Tusquets), en descontextualizar el texto, que a fuerza de querer remitir a todo corre serio peligro de venir a quedar en nada. Queda el clásico que tal vez Buero nunca quiso ser, pero se difumina la circunstancia de una situación política a la que la obra debe el aliento que la inspira.
