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Tribuna
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Félix de Azúa

En épocas heroicas, científicos, filósofos y teólogos eran quienes separaban la verdad de la mentira. En la época moderna, como profetizó Nietzsche, tan sesudos varones han sido sustituidos por la opinión pública. Sólo es verdad aquello que la opinión pública considera verdadero. La inocencia de Lady Di o la de Pinochet es asunto de opinión pública. También lo es, por ejemplo, que el humano tenga un alma inmortal, que las lenguas encierren universos estancos ligados a una demarcación administrativa. Los antiguos sabios no cuentan ya para la fijación de la verdad y ahora ejercen como funcionarios de la opinión pública.Siendo la opinión pública la fuente de la verdad, es consecuencia inevitable que sus representantes sean los portavoces de la misma. La verdad, por tanto, será monolítica o dispersa según lo sea la sociedad de donde emana. En sociedades gregarias y paternalistas, la verdad es una. Pero allí en donde ya no mandan los padres sino sus herederos, los hijos luchan por imponerse y hay más de una verdad. No por limpieza de mente o respeto democrático, sino por voluntad de poder, por vitalidad.

En Cataluña hay una sola voluntad de poder, una sola voz de mando, una opinión pública, una verdad. Los insumisos son testimoniales y se les puede cerrar la boca sin contemplaciones. La opinión pública catalana tiene un único representante que actúa con una oposición escenográfica, coro imprescindible para que el protagonista pueda simular resistencia. Pujol lleva a cabo con las manos libres lo que otros como él sólo pueden realizar venciendo a sus iguales. Pero únicamente hay padres dominantes allí en donde los hijos no levantan la voz. Cataluña soporta el peso de una verdad sola, sorda y esférica. La verdad de un Dios Padre. Sus herederos todavía usan pantalón corto.

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Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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