Preciosismo a pie de muelle

A la pintura de estilo detallista, de pequeño formato y cuidadadísma elaboración técnica, que representaba una visión amable de la vida, muy al gusto de la burguesía decimonónica, se la denominó pintura preciosista. En torno a la obra de Mariano Fortuny se constituyó el origen de este estilo que cultivaron diversos artistas valencianos, como el primer Joaquín Sorolla, José Benlliure o Navarro Llorens. No en vano, la popular escuela iluminista valenciana fue deudora del preciosismo al que Carmen Cervera es muy aficionada, como pone de manifiesto la exposición que ayer se presentó en el edificio del Reloj del Puerto de Valencia, La pintura preciosista española en la colección Carmen Thyssen-Bornemisza. Acompañada por su marido, el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, la baronesa aseguró ayer que el criterio que ha seguido para conformar su importante colección personal, con más de 600 obras, es seguir los dictados de su corazón. No hace mucho su corazón se enamoró de un cuadro de Raimundo de Madrazo. Ahora forma parte de la muestra que se inaugura hoy al público y que cuenta con una cincuentena de cuadros, algunos considerados auténticas obras maestras, como un óleo de Fortuny, por poner un ejemplo. Carmen Cervera se mostró muy solícita e incluso contestó a la pregunta de cuánto ha costado su Madrazo, pregunta que Felipe Garín pareció considerar improcedente, al afirmar sonriendo que "a un coleccionista nunca se le pregunta el precio". La baronesa, tras mirar al conservador jefe de la Fundación Thyssen-Bornemisza y de su colección, el valenciano Tomàs Llorens, dijo al final que la pintura, que todavía no había podido observar colgada "en casa" -"pueden pasar meses hasta que vea una adquisición, porque se ha de limpiar, es posible que se haya de cambiar el marco", aclaró-, fue comprado por "veintitantos" millones de pesetas. Aseguró Carmen Cervera que la pintura española se cotiza mucho en los últimos años y habló con orgullo de las exposiciones organizadas en países como China, Japón o EE UU, con selecciones de los fondos de su colección, que permiten mostrar a diversos artistas españoles. De momento, la colección no se exhibe de manera permanente, aunque la Fundación Thyssen, que ha firmado un convenio de colaboración con la Generalitat, está estudiando un proyecto de ampliación del Museo ubicado en Madrid a través de la compra del edificio anexo. "Ahora no hay espacio suficiente; incluso a la sala de exposiciones temporales le falta espacio", añadió la baronesa, quien rechazó cualquier competición con su marido en cuanto a su afición coleccionista. "Soy su discípula", comentó, mirando al barón a quien se dirigió en inglés en varios momentos de la conferencia de prensa. Más tarde ambos visitaron la exposición. El barón Thyssen abandonó durante un tramo del recorrido la silla de ruedas en la que había permanecido hasta entonces. Los comisarios de la muestra, Tomàs Llorens y Felipe Garín, explicaron a la comitiva, integrada también por el presidente de la Autoridad portuaria de Valencia, Juan Antonio Mompó, características de los cuadros de Fortuny, Sorolla, Emilio Sala, Martín Rico, Francisco Pradilla, Tomás Muñoz, Eugenio Lucas o Antoni Caba, entre otros artistas. Previamente, Llorens había insistido en la necesidad de estudiar un periodo poco conocido como el preciosismo español, que quizá cayó en el olvido por no seguir el dogma pictórico del siglo XIX, tanto el académico como el antiacadémico. En este sentido, el católogo incluye varios textos de carácter investigador. El firmado firmado por Javier Pérez Rojas indaga en la relación entre Fortuny y los pintores valencianos. Garín, por su parte, resaltó la "importancia extraordinaria" de los artistas preciosistas que gozaron de gran independencia al pintar en un momento económico favorable en el que la burguesía "podía comprar".