Ojos que no ven
El primer teniente de alcalde y concejal de Tráfico y Policía Municipal del Ayuntamiento de Madrid lo tiene al parecer muy claro: "Una cosa es la prostitución en general y otra la prostitución en la Casa de Campo".Se trata de "distintos derechos". Se trata, en fin, de confinar las prácticas sexuales matutinas en la Casa de Campo a sus rincones más discretos debido a que, en otro caso, "pueden ser contempladas por niños y paseantes".
En el fondo, pues, no se trata de prostitución; se trata, simplemente, de "no contemplar", de "no ver".
Bien, la prostitución, dentro y fuera de la Casa de Campo, constituye, claro, un problema social muy difícil y complejo, y lo que debería importarnos es hacerle frente en todo lo posible, liberar a las prostitutas de los proxenetas y la droga y encontrarles otro medio de vida (ellas quieren "que les dejen trabajar en paz"). No cabe duda de que, para enmendar la plana a las cosas, hay que revisarlas muy a fondo. Y para enmendar algo muy a fondo hay que sentir muy a fondo los problemas. ¿Siente el concejal, sentimos todos, muy a fondo éste y otros problemas sociales? Lo único que tenemos todos claro es que al concejal sí le preocupa que "nuestros vecinos puedan acudir" a la Casa de Campo... "sin contemplar", "sin ver".
Sin ver: ni él, ni nosotros. Ojos que no ven, corazón que no siente.- .
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