_
_
_
_

Q.RO Danza abre el Maiatza Dantzan con una pieza sobre el fin del milenio

Maribel Marín Yarza

La compañía Q.RO Danza, que dirige Cristina Quijera, será la encargada de abrir hoy la XVI edición del festival Maiatza Dantzan, con su espectáculo Agur Titán, un montaje estrenado a finales de marzo en Barakaldo que se mueve entre los límites del teatro y la danza. La coreografía aborda, a través de las historias de cinco personajes, pasajes de la vida cotidiana en vísperas del fin del milenio. Q.RO Danza se presentará por primera vez al público donostiarra en la casa de cultura de Egia (20.00).

El Maiatza Dantzan se despide de este siglo con una obra sobre el fin del milenio de una compañía de casa que recibió en 1997 apoyo institucional y ahora devuelve el favor en forma de arte. Cristina Quijera optó ese año a las ayudas a la creación coreográfica que concede anualmente el Gobierno vasco. De ahí nacieron dos piezas cortas; una, presentada en La Fundición y otra, en la Muestra de Nuevos Coreógrafos vascos. La buena repercusión que tuvieron sus trabajos le animó a convertir ese corto en un formato largo, que se estrenó el pasado 19 de marzo. En Agur Titán, cinco personajes son sometidos a un laboratorio de experiencias y, según avanzó Quijera, muestran "pequeños momentos de la vida cotidiana, al borde del año 2000". La batería de personajes que van asomando en el escenario plantean la realidad de una pareja que se adora, pero no consigue entenderse, desvelan al público pequeños instantes íntimos o muestran la esclavitud de una mujer perdida en Internet. La propuesta va mucho más allá del movimiento corporal. "Se sitúa", dijo ayer la directora del grupo, "entre la danza y el teatro sin poner ningún tipo de límites a la hora de trabajar. Es una puesta en escena abierta, en absoluto excluyente, porque no me gusta limitar mi trabajo ni encasillarlo". Quijera prefiere apostar por el riesgo en escena, por la reacción en algunos casos desconcertada del público. No le gustan las definiciones. "El espectáculo es un cóctel, es sencillamente para el público, aficionado o no a estos lenguajes, pero como objetivo prioritario confiamos en su predisposición para dejarse sorprender", afirma. Q.RO Danza busca transmitir sus emociones con el movimiento corporal o gestual, siempre desde una perspectiva humorística y crítica. De hecho, Cristina Quijera dijo ayer que su trabajo no persigue el virtuosismo o la perfección técnica más aguda. "Mi preocupación principal no es que todo sea bonito o espectacular; se trata de comunicar a la gente a través del movimiento, desde la energía que sale desde dentro del bailarín". No coincide con quienes "están convirtiendo muchos espectáculos prácticamente en gimnasia". "Nosotros buscamos más allá de quién sube más la pierna o gira más", dijo. La responsable de la compañía prima la comunicación a la técnica. Agur Titán se financió de una forma singular. Se creó un club de 200 espectadores, que confiaron en el quehacer de estos profesionales, adelantaron 3.000 pesetas de antemano y esperaron pacientemente a ver el resultado. Eso sí, pudieron juzgarlo antes de su estreno en Barakaldo, porque entre sus derechos figura el de poder asistir a los ensayos del grupo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_