Los sondeos anticipan Gobiernos de coalición para Escocia y Gales
Los candidatos al Parlamento de Escocia y la Asamblea de Gales lanzaron ayer sus últimos cartuchos para asegurar el respaldo del electorado en las elecciones autonómicas, las primeras de la historia, que se celebran hoy en ambas regiones. De confirmarse los sondeos, que no dan la mayoría absoluta a ninguna fuerza política, el Partido Laborista deberá negociar con sus rivales liberales y nacionalistas la formación de Gobiernos de coalición. Los eufóricos del autogobierno luchan contra la incredulidad de los votantes de las zonas más desfavorecidas.
Malcolm Chilsholm es un candidato a la vieja usanza. Recela de las técnicas modernas que la ejecutiva de su formación, el Partido Laborista, exprime con éxito y centra su campaña en el contacto humano y personal. Ayer recorrió los barrios modestos de su distrito, Edimburgo Norte y Leith, llamando de puerta en puerta: "El peligro son los perros", dice, "el otro día por poco me quedo sin mano". Chilsholm rara vez necesita identificarse. Los vecinos conocen al candidato laborista que les representa en Westminster desde hace siete años y que dimitió de su cargo ministerial en protesta por el recorte de ayudas a las madres solteras escocesas."¿Sabe que tiene tres votos?: uno para el representante del barrio que soy yo, otro para el partido y el tercero para el Ayuntamiento. ¿Votará?", pregunta una y otra vez. En sus anteriores visitas, Chilsholm ha notado que la gente está confundida por los dos sistemas electorales (73 escaños se deciden por mayoría absoluta y 56 por representación proporcional), que se introducen juntos por primera vez en unos comicios británicos. Y, quizá más importante, es consciente de la aparente apatía con que los escoceses se enfrentan a las históricas elecciones.
Territorio "Trainspotting"
Leith se ubica en pleno territorio de Trainspotting, la película sobre parados y heroinómanos que hiciera famoso al actor escocés Ewan McGregor. Los programas de reparto de metadona y la construcción de viviendas han aliviado la situación, pero la tasa de desempleo sigue por encima de la media regional del 7,5%, y todavía se ven muchos McGregor en el barrio. En esta parte del distrito, la piedra gris deja paso al hormigón como material de construcción y las casonas del elegante Edimburgo se convierten en bloques de pisos con agudos problemas de humedad y vandalismo. "Esperamos una participación muy baja, en torno al 26%", reconoce Rob Munn, candidato local por el Partido Nacionalista Escocés (SNP). "Es difícil romper la apatía porque la gente piensa que nada cambiará con el autogobierno. Han escuchado muchas promesas falsas en el pasado".Pero el nuevo Parlamento nace con vocación de acoger las voces de entusiastas y desafectos. "La gente apreciará el cambio y estará al corriente del debate. Podrá, además, expresar sus preocupaciones e ideas a través de los comités parlamentarios, que serán el auténtico motor del cambio", defiende Chilsholm. En estos comités parlamentarios se dará entrada a expertos, académicos o líderes comunitarios con el objetivo de crear una institución basada en el consenso y directamente conectada con el electorado.
El distrito de Chilsholm y Munn es un microcosmo del resto del país. En sus barrios conviven ricos y pobres, laboristas y nacionalistas en igual proporción a los resultados de los sondeos de opinión. Chilsholm parece tener asegurado su escaño, de igual forma que su partido marcha encaminado a la victoria parcial, es decir, sin alcanzar la mayoría absoluta. Pero Chilsholm es un laborista rebelde que recela del exceso de control del Ejecutivo de Londres y desaprueba algunos aspectos de la doctrina blairiana de la tercera vía. "La percepción de que el Gobierno central dicta sobre nuestros asuntos nos ha hecho daño", confirma respecto a un punto que explota el resto de los partidos en la campaña.
El viejo laborismo todavía pervive en Escocia a través de Chilsholm y otros de sus colegas. "Debemos demostrar voluntad por defender la independencia de actuación en las materias transferidas. Londres no podrá controlarnos. El grupo laborista escocés no lo permitirá, independientemente de que el partido obtenga la mayoría absoluta", promete Chilsholm.
La alianza "lib-lab"
Jim Wallace, líder del Partido Liberal Demócrata, se erige en comodín del nuevo autogobierno escocés, el primero en tres siglos. Si el electorado vota hoy de acuerdo a los sondeos, Donald Dewar, ministro laborista para Escocia y principal candidato para ser primer ministro del Parlamento de Edimburgo, tendrá que recurrir al Partido Liberal. Una alianza lib-lab.En vísperas de los comicios, Wallace ya ha puesto precio a su posible colaboración: cargos ministeriales y derogación del pago de tasas universitarias para los estudiantes escoceses. Todos los partidos, salvo el laborista, abogan por la abolición de la medida que el Ejecutivo de Tony Blair introdujo a pesar de sus propios diputados. Su derogación en Escocia, fruto posible de la negociación para formar un Gobierno de coalición, abre las puertas a la estabilidad de la institución durante su primer año de andadura.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.