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El PP afirma que su Gobierno es el más estable, democrático y constitucional desde 1812

Javier Casqueiro

El vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, intentó acreditar ayer gráficamente, con 38 cuadros, los logros del Gobierno de José María Aznar en sus tres primeros años y los comparó constantemente con la mala gestión política y económica que achacó a los Ejecutivos socialistas presididos durante 13 años por Felipe González. No satisfecho con esa serie histórica, Cascos se remontó a 1812 (Constitución de Cádiz) para definir al Gabinete del PP como el más largo y estable de todos los democráticos. Como Cascos no admitió errores, su sustituto al frente del PP, Javier Arenas, se vio obligado a confesar una carencia: que el Ejecutivo explica poco sus méritos.

Ante ese supuesto fallo de que el PP promociona poco sus éxitos, Javier Arenas, secretario general del partido, llamó ayer a los dirigentes del partido a distribuir ese mensaje optimista por toda España justo en esta precampaña electoral. Arenas sostuvo que este tipo de actos organizados por el PP para ensalzar al Gobierno no son propaganda electoral ni mítines, sino pura información.El acto con Álvarez Cascos, tres ministros (Jaime Mayor, Ángel Acebes y Margarita Mariscal) y varios dirigentes del PP, como el del pasado lunes en esa línea protagonizado por Rodrigo Rato y seis ministros, consistió en la exposición de cuatro discursos ante un auditorio de cargos del partido. No hubo rueda de prensa ni preguntas.

El lunes Arenas había exigido al PSOE que pidiese perdón por el clima de crispación creado en estos momentos y ayer reiteró el mismo emplazamiento a los socialistas por haber acusado al PP, en la campaña de 1996, de que rebajaría las pensiones en 8.000 pesetas si llegaba al Gobierno.

El vicepresidente primero y ministro de Presidencia recurrió al Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), bajo su mando, para presentar el balance de tres años de Gobierno de una manera teóricamente imparcial y sobre datos presuntamente objetivos. Comenzó por dibujar un panorama catastrófico de la situación política y económica heredada de los socialistas, y la contrastó con los techos esperanzadores jamás registrados y alcanzados por el Ejecutivo de Aznar.

Cascos resumió esas estadísticas con una frase: "Hemos dado la vuelta a una situación pesimista y el Gobierno habrá puesto algo de su parte". El portavoz del PP en el Senado, Esteban González Pons, que presentó a Cascos con una reivindicación genérica de la actividad política, adelantó esa pregunta con un elogio más directo: "¿Algo habrá tenido que ver el vicepresidente primero?".

Toda la legislatura

El vicepresidente se atrevió a desmentir a los que preconizaban en 1996 que el Gabinete de Aznar sería un breve paréntesis. Aseguró que durará toda la legislatura, "si no sucede nada anómalo", y añadió que será el más largo de la restauración democrática y de la historia constitucional española, cuyo punto de partida situó en la Constitución de Cádiz de 1812. Cascos destacó además la singularidad de que todo eso se producía con un Gobierno sin mayoría absoluta. Una estabilidad que sustentó en votaciones legislativas ganadas (1.601 de 1.615), en proyectos de ley aprobados (135 de 149 remitidos), en comparecencias del presidente en el Congreso (17), en preguntas orales respondidas por Aznar en esa Cámara (130), en comparecencias de ministros en el Parlamento (682), en supuestas reducciones de altos cargos y en todo tipo de actuaciones por ministerios. En el capítulo de Interior incluyó como actuación estrella la liberación del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, secuestrado por ETA durante 532 días.Y todo ello aderezado con el dato comparativo de lo poco y mal que trabajaban los Ejecutivos de González. Incluso el comportamiento del Gobierno de Aznar con los refugiados kosovares le valió para resaltar que el PP los acoge en residencias, mientras el PSOE los trasladaba a un cámping en La Manga (Murcia).

Cascos soslayó asimismo una de las mayores críticas que se hacen al Gabinete: su debilidad con sus socios nacionalistas. El vicepresidente justificó su papel de negociador amigable con estas fuerzas en la necesidad pragmática de ganar votaciones. El vicepresidente cree una simplificación sostener que entre él y Jaime Mayor hay confrontaciones por este aspecto. Y añadió que no tendría sentido "poner a caer de un burro" a Iñaki Anasagasti (PNV), Joaquim Molins (CiU) o José Carlos Mauricio (CC) si de lo que se trata es de que el Gobierno gane cada martes y miércoles las votaciones en el Congreso.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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