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Licencias

DE PASADALas concentraciones que convocan los sindicatos, igual que los mítines electorales, suelen tener un aire cansino, de esfuerzo baldío o testimonial. Conscientes de tales deficiencias, los comités de huelga se esfuerzan en añadir un poco de sal al simple clamor, unas gotas de ingenio que atraigan la atención no ya del paseante, casi siempre omiso, sino de los abúlicos informadores que deben de describir la fortuna de la protesta. Los funcionarios municipales de Granada, en la concentración que organizaron el lunes a las puertas del Ayuntamiento, desplegaron toda su inventiva: dispararon rimas contra Berbel, entonaron canciones piadosas con el mensaje alterado e incluso para interpretar la tradicional sonata de ruido y batahola recurrieron a un instrumento que consiste en un trozo de cañería provisto de un agujero para soplar, tan nuevo que aún no tiene nombre. Aunque Berbel es un apellido fácil de rimar -concierta con comer, lucidez, joder, lamer, memez y hasta placer- la sección literaria de los sindicatos incluyó también al delegado de Personal, José Manuel Urquiza, a pesar de que el apellido tiene escasas posibilidades de lucimiento, incluidas las rimas asonantes: risa, liza, misa o tiza. El esfuerzo de las secciones de canto y rima dio resultado y la protesta fue reproducida ampliamente en emisiones radiadas y periódicos. Las ayudas siempre son necesarias. Así lo entiende también Pepe Esteban, un curandero afincado en Hernán Valle, que allá donde va porta a cuestas una enorme cruz. ¿Cómo este sanador barbudo de 66 años transita de esta guisa a pesar de su cuerpo desgarbado? He aquí la explicación: en el extremo rastrero de la cruz ha colocado una pequeña rueda que le facilita la disciplina. Si los poetas utilizan licencias ¿por qué no los curanderos? El recurso no es nuevo. Las más de 10.000 personas que han visitado en Granada la exposición de Francisco de Zurbarán han podido apreciar la libertad que se tomó el pintor para retratar a san Pedro de Armengol, un tipo pecaminoso que abrazó el recto camino después de ahorcarse infructuosamente en señal de arrepentimiento. A causa del fallido suicidio le quedó al santo una malformación en el cuello. Zurbarán retrató a Armengol con la cabeza en ángulo recto, en forma de alcayata, los pies de ahorcado suspendidos en el vacío pero sin la soga. Quién sabe, igual debajo del hábito lleva escondidos dos ángeles. ALEJANDRO V. GARCÍA

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