Coleccionables

¡Qué contenta estoy! EL PAÍS me ha regalado otro coleccionable. Me parece que voy a tener uno o dos fascículos por día. Menos mal que llegó la estantería que encargué a medida para guardarlos ordenadamente, porque, de verdad, se me amontonaban y se me hacían un lío las colecciones. ¡Qué suerte!, cuando tenga nietos van a poder decir: "¡Qué libros tan bonitos tiene mi abuela, y cuántos! Les podré enseñar todo tipo de manualidades y fotos de lugares lejanos. La verdad es que he dejado de viajar. Es mucho más cómodo perderse con las maravillosas fotos de las guías y poder buscar los lugares más remotos en el atlas. Últimamente casi no tengo tiempo ni de hojear el periódico. Ahora tengo que darme prisa para ordenar las últimas entregas y bajar a la tienda que han abierto en la esquina para recoger los libros ya encuadernados. Todo esto me llena la vida, y resulta tan fácil. Ya no necesito ni siquiera elegir mis propios libros.- . .