Inaugura, pilla, hazte la foto y corre...
Las recientes inauguraciones son una prolongación de líneas ya conocidas: lo único importante es inaugurar cuanto antes (más ahora que hay elecciones a la vista). Inaugurar sin preocuparse por el estado en que se encuentren las nuevas instalaciones: ya habrá tiempo de "desfacer" los desaguisados que dejan las contratas. "¡Compromiso incumplido!". La ampliación de la línea 9 hasta Arganda está provocando problemas novedosos. Los viajeros se quejan del sistema de tarifas y del horario. Un ejemplo de este absurdo es tener que bajarse en Puerta de Arganda para adquirir un nuevo billete. También se quejan de los precios abusivos... Pero ya el consejero de Transportes y Obras, en su soberbio estilo oratorio, afirmo: "Existe un billete caro, y si el viajero quiere adquirirlo es su problema...". Es un problema, tanto para el viajero como para los trabajadores de Metro, la frecuencia de los trenes, con intervalos disparatados. Por ejemplo, los sábados y festivos el intervalo es de 27 minutos. También lo es el hacinamiento que a veces tienen que soportar los viajeros; o que el servicio finalice a las 22.00. O que el horario de trenes no se cumpla porque hay diferentes materiales en liza, y unos suelen llegar a la hora (trenes tipo 6.000) y otros no llegan nunca (trenes tipo 5.000). La mínima incidencia en línea provoca intervalos de escándalo... Servicio soberbio. ¡Sí, señor! Denunciamos también la exigua formación recibida por el personal para poder conducir los trenes 6.000. Pero no sólo hay problemas en los trenes. En las estaciones las "novedades" están generando nuevas complicaciones. Como los torniquetes de entrada-salida (de la maravillosa Indra, a la que hay que favorecer para que en la privatización resulte atractiva), cuyo funcionamiento es muy poco eficaz. Esto, añadido a que han colocado un número insuficiente, está ocasionando el bloqueo entre los viajeros que quieren entrar y los que quieren salir.
Luego, el capítulo más genérico de las obras sin concluir y la forma de trabajar de las contratas, que merecería un espacio enorme y que rebasaría las limitaciones de un aviso. En las estaciones nuevas de la línea 7 han dejados huecos de hasta 10 centímetros entre las escaleras mecánicas y la pared, por donde a los viajeros se les han caído objetos que ya no pueden recuperar (¡!). Los suelos no fueron protegidos de las inevitables caídas de cemento, pintura, etcétera, después hubieron de ser pulidos con mucha fuerza y ahora son tan resbaladizos que requieren otro "tratamiento" para evitar que la gente se accidente. Aparatos e instalaciones electrónicas mal programados (toda la Semana Santa sin teléfono automático en la ampliación de la línea 7). Contratas que, si no tienen a mano la llave de una puerta, tiran directamente la valla... Como la que hay entre la subestación de Rivas-Vaciamadrid y la calle.
¿Cómo es posible que se inauguren las estaciones con instalaciones importantes (como, por ejemplo, los ascensores) fuera de servicio o en fase de montaje? ¿Cómo es posible que se siga trabajando en las estaciones durante las horas de servicio, con grave riesgo para la salud y la seguridad de viajeros y trabajadores de Metro? (por ejemplo, es habitual que en los vestíbulos se corten metales con "la radial"). ¿Cómo es posible tal cúmulo de despropósitos y descontrol? La dirección, ¿lo consiente o lo ignora...?- Secretario general de Solidaridad Obrera.
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