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Cuatro heridos de bala por la policía en la "fiesta" del triunfo del Feyenoord

Rotterdam fue en la noche del domigo el escenario de una batalla. En sus celebraciones por el título de Liga, los seguidores del Feyenoord, conocidos por su extremo peligro, arrasaron el centro de la ciudad. Más de 80 detenidos y una veintena de heridos, de ellos cuatro de bala, fue el resultado de los enfrentamientos contra los antidisturbios. La policía holandesa se defendía por vez primera a tiros de la hinchada.

Las autoridades creen que los actos estaban cuidadosamente organizados. Los incidentes comenzaron sobre las 20.30 horas, al poco de terminar el encuentro contra el NAC de Breda que convirtió al Feyenoord en campeón después de seis años. Unos 200.000 seguidores del equipo de Rotterdam se habían concentrado en la plaza ante el Ayuntamiento para celebrar la que fue su decimocuarta victoria en la Liga de Holanda. Cuando la mayoría de los participantes se había marchado, un grupo de unos 150 seguidores que se resistía a abandonar el lugar rodeó a los agentes y comenzó a lanzar contra ellos botellas, ladrillos y todo tipo de proyectiles.

Los agentes acorralados desenfundaron sus armas y cargaron contra los manifestantes; y alcanzaron a cuatro con sus balas. Uno de ellos, herido en el cuello, se encontraba anoche en el hospital en estado grave; los otros tres, alcanzados en el vientre, hombro y pierna, respectivamente, fueron dados de alta.

El tono de los acontecimientos fue subiendo a medida que pasaban las horas. Dispersados por el centro de la ciudad, miles de jóvenes cargaron contra todo lo que encontraron a su paso, arrancaron cabinas telefónicas, esparcieron por la calle los contenedores, destrozaron automóviles y paradas de tranvías y autobuses, y se liaron a pedradas contra los escaparates de las tiendas antes de saquearlas. El Ayuntamiento cifra en 500 millones de pesetas los daños causados.

Los incidentes, aunque mayores de lo esperado, estaban previstos. La hinchada del Feyenoord está catalogada como una de las más violentas del país. De hecho, el encuentro contra el Roda de Kerkrade, que podía haber dado la victoria al equipo de Rotterdam ya el pasado miércoles, fue suspendido pocas horas antes de celebrarse por el alcalde de Kerkrade, quien se temía ya graves altercados. Y en Rotterdam, aunque las medidas de seguridad han resultado cortas, también estaban previstas. El domingo había tres centenares de antidisturbios, y los bares y cafés que habían recibido permiso especial para tener abierto hasta las cuatro de la mañana, decidieron cerrar sobre las ocho de la noche al ver el cariz que podían tomar las cosas.

Aunque en el club insisten en que se trata de "una pequeña minoría", la gravedad de lo ocurrido ha reabierto el debate sobre la violencia en el fútbol en Holanda, donde se disputará la fase final de la Eurocopa 2000. Los acontecimientos serán discutidos hoy en el Parlamento.

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