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FÚTBOL Segunda división

El Rayo se despierta para machacar

El equipo de Vallecas golea al Lleida después de remontar un tanto adverso

Diego Torres

Los dos equipos se tantearon somnolientos. Ni el Rayo ni el Lleida parecían rivales en una liga profesional. Los jugadores se saludaban cariñosamente, sonreían en cada interrupción del juego. Acaso por el viento racheado, que distraía la atención. Quizá por el público, muy escaso y distante, que pronto, al igual que los futbolistas, comenzó a dar señales de aburrimiento. El despertar fue brusco. Transcurridos veinte minutos de sopor, Navarro se descolgó de la defensa, combinó rápido con Maqueda y apareció sin marca en el área de penalti del Rayo para rematar a gol. Aumentaron los decibelios de pitidos en Vallecas. Por primera vez en lo que va de temporada, el público se volvió contra los suyos. Había consenso para la indignación. De pronto los presentes comprendieron que el Lleida estaba haciendo un partido prolijo, serio, perfectamente canalizado a su favor con un dibujo enrevesado de 3-4-3 muy difícil de traspasar.

RAYO VALLECANO 4

LLEIDA 1Rayo Vallecano: Lopetegui; Cota, Pablo Sanz (Tiago, m.74), Hernández, Alcázar; Estíbariz, Pineda, Luis Cembranos, Van den Bergh (Muñiz, m. 53); Bolo, Iván Rosado (Míchel II, m. 46). Lleida: Mora; Navarro, Stanic, Quique Álvarez; Maqueda, Roa, Torrecilla, Moreno; Escoda, Josemi (Stolica, m.61), ilie. Goles: 1-0. M. 22. Moreno entra por la izquierda del área, recibe un pase de Maqueda y marca de disparo cruzado. 1-1. M. 23. Bolo, tras un error defensivo, bate a Mora. 2-1. M. 30. Mora en propia meta en un saque de esquina de Pineda. 3-1. M. 34. Luis Cembranos remata tras gran jugada por la izquierda. 4-1. M.81. Míchel II, de cabeza. Árbitro: Ramírez. Amonesto a Víctor Muñoz, Escoda, Moreno, Pablo Sanz, S. Ilie, Roa y, dos veces, a Stanic (min. 66 y 70) . Unos 4.000 espectadores en el estadio de Vallecas.

El Rayo vivió un minuto de angustia pero tuvo suerte: el Lleida también discurría por la dispersión. Un error de bulto de la defensa del Lleida propició el empate. Maqueda perdió el balón ante Bolo, y sus compañeros, los marcadores centrales, no aparecieron para cerrar la carrera corta del delantero vallecano. El líbero Stanic tampoco dio señales de vida. Y Bolo, solo en el área, empató el partido tras rematar en semifallo.

El segundo gol del Rayo vino de manera insospechada. Los contrincantes insistieron en intercambiar saludos haciendo gala no sólo de camaradería, sino de un vocabulario gestual de relieve. Andaban con paso cansino como dejando pasar la mañana, y en esas, en un saque de esquina, Pineda mandó el balón al área chica. No lo espera ninguno de sus compañeros para cabecear. Pero estaba Mora, el portero del Lleida. Solo, elevó sus guantes hacia el balón, lo recibió como bajándolo a la hierba y lo poryectó hacia su red.

Mora fue un colaborador indispensable en la ejecución segundo gol del Rayo. Y con ello, su equipo se quedó perdido, desmoralizado, y para él se desató un infierno en forma de sadismo colectivo. El público del Rayo comenzó a corear su nombre, aplaudió sus acciones, llamó cabrón al seleccionador nacional José Antonio Camacho y reclamó a Mora para la selección. En el segundo tiempo, transcurrido con la portería de Mora contra el fondo norte -cónclave de los Bucaneros, fanáticos del Rayo- dio lugar a un espectáculo penoso. Y el portero fue la víctima.

Con el partido a su favor, el Rayo encontró espacios para hilvanar jugadas, abrir el campo, rasear el balón y meter dos goles más. El dibujo del Lleida se convirtió en garabato tras la expulsión de Stanic, al comenzar la segunda mitad, por doble amonestación. Muy atrás, sin nadie que adelantara las líneas y en inferioridad, los catalanes fueron superados en el medio campo. Retirado Josemi del campo, al Lleida se le agotaron las escasas ideas que mostraba en ataque y el Rayo se creció.

Por fin, Sanz distribuyó el juego con autoridad, Pineda penetró por la izquierda, Cembranos se movió con astucia por el frente de ataque, y los puntas se vigorizaron. El Rayo se fue desperezando al compás de sus propios goles y, gracias a la caída de sus perseguidores, ya está bien firme en el segundo puesto de la clasificación.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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