Borrell afirma que el proyecto socialista de 1982 "está agotado"

El candidato socialista a la presidencia del Gobierno, José Borrell, aprovechó ayer una reunión destinada a favorecer el diálogo entre socialistas y cristianos para defender que hay que avanzar "del Estado de bienestar al Estado de justicia, en vez de hacerle retroceder hacia el Estado de beneficiencia", como está haciendo este Gobierno, según él. En el día que se cumplía un año de su victoria en las elecciones primarias, Borrell afirmó que el proyecto socialista de 1982 "está agotado" y "requiere una puesta al día radical".

El coloquio, promovido por el responsable de Política Institucional en la ejecutiva federal del PSOE, Ramón Jáuregui, se realizó en el centro cultural Conde Duque y reunió a unas cien personas, muchas de ellas integradas en organizaciones cristianas de base. El eslógan -Contra la exclusión. Por la igualdad"- entusiasmó al candidato, que vió mejor resumido en él sus propios planteamientos que en el que exhibe el PSOE -Decididos a ganar-, por su obviedad. Borrell, que dejó constancia de que él no es creyente, trató de poner cierto bálsamo en las heridas de los cristianos que se han sentido en diversas ocasiones defraudados por la política socialista, aunque a la vez les pidió que no traten su discurso como el de un predicador porque "un político por lo que se debe guiar es por la ética de la responsabilidad. Una prueba la tenemos en los ataques de la OTAN: a menudo no hay opción para escoger entre lo bueno y lo malo sino entre lo malo y lo menos malo", comentó. Antes de entrar, Borrell había declarado que la OTAN no debe detener sus ataques hasta conseguir el objetivo perseguido: que los albanokosovares puedan regresar a sus casas y vivir en paz.

En el esfuerzo por conectar con los cristianos progresistas, señaló que la razón de ser de la política socialista es el desafío que representa la pobreza como un problema colectivo que genera "exclusiones masivas", aunque ese enfoque, dijo, le lleva a ser tachado de "antiguo". Después, afirmó que el problema central en estos momentos es que crece la riqueza pero a la vez están creciendo las desigualdades. Borrell calificó de inmoral el plantear que las pensiones no puedan subir más que el IPC, porque eso supone marginar a los pensionistas del crecimiento real de la riqueza del país.

El máximo representante del PSOE acusó al Gobierno de estar propiciando un debilitamiento de la solvencia financiera y la calidad de los servicios de carácter universal. "Hay quien quiere que el Estado de bienestar retroceda al Estado de beneficiencia, sin sistemas de solidaridad obligatoria. Eso fue lo que hicieron Thatcher, Reagan, y Kohl en sus últimos años. En vez de eso hay que avanzar hacia el Estado de justicia, y medir el progreso por la mejora de las condiciones de vida de los más desfavorecidos". "Vivimos en un mundo", añadió, "donde el capital ha ganado la batalla y el trabajo casi, casi está pidiendo que lo exploten".

Borrell afirmó que el proyecto socialista de 1982 está agotado, "porque se ha hecho mucho de lo que dijimos y porque lo que hemos de decir hoy tiene poco que ver con lo que había que hacer entonces. Ese proyecto requiere una puesta al día radical que afronte la modernización social y la revitalización de los mecanismos democráticos".