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Cansadas de aplaudir

Lo de Nuria Martínez no fue una anécdota. A la que el año pasado se convirtió en la primera mujer en participar en los Moros y Cristianos de Alcoy como fester de pleno derecho, se han sumado este año otras dos. Nada más concluir los festejos de 1998, Eva y Herminia se inscribieron como festers de los Navarros en la tradicional creuà, pese a la oposición de un sector de la filà cristiana. Al igual que el ingreso en las fiestas de su antecesora provocó la dimisión del Primer Tro (o representante) de la filà Alcodianos, la admisión de Eva y Herminia acarreó en su día la renuncia de tres miembros históricos de los Navarros ante su negativa de compartir la fiesta con mujeres. No han sido estos los primeros ni los únicos obstáculos que ha tenido que superar la mujer para incorporarse a las fiestas de Alcoy con los mismos derechos que los hombres. Más traumática y vejatoria fue para Conxa Martínez y Mari Julia Miró, concejales del recién constituido Ayuntamiento de Alcoy tras las elecciones de 1979. Las dos mujeres, que aprovecharon un acto informal festero para celebrar con sus compañeros de Corporación el triunfo de la democracia en las urnas, fueron invitadas a abandonar la fiesta. Hasta la fecha ninguna mujer había formado en escuadra en compañía de hombres por las calles de Alcoy en las populares entraetes, que son el desfile de festers de paisano nocturno a modo de ensayo y anteceden a los días de fiesta. "La fiesta es para los hombres, y las mujeres, a la acera, a aplaudir". Con esta inquietante advertencia el Primer Tro de la filà Llana, José Luis Córcoles, trató de contener aquella noche la incipiente vena festera de las mujeres. Pero, a medida que iban avanzando los años algunas alcoyanas han empezado a envidiar a sus amigos, maridos o hermanos. A mediados de la década de los ochenta los hombres capearon la primera embestida en masa de las mujeres derivándolas a los ballets y boatos de acompañamiento que adornan el séquito de alféreces y capitanes. Este año se ha superado la cifra de 2.000 mujeres vestidas de arqueras, cortesanas, bailarinas o concubinas de un harén moro, pero aún se deja el desfile militar de las escuadras a los hombres. Esta incorporación, sin embargo, no ha supuesto para ellas un menor desembolso, ya que formar parte de los boatos en Alcoy puede costar hasta 200.000 pesetas. Muchas han empezado a considerar excesivo este precio que sólo cubre el pago de la vestimenta y un ágape tras el desfile. Además su participación se ciñe a las entradas y procesiones del día del patrón, Sant Jordi. Como hombre, el pago para participar, aunque alto, está más compensado y alcanza las cerca de 100.000 pesetas anuales de fulla o cuota que dan derecho a participar en todos los actos. Cubre, además, el mantenimiento del local de la filà, las bandas de música, aperitivos, comidas y, en ocasiones, la pólvora del día del Alardo. Sólo si el fester es debutante la cifra sube algunos cientos de miles para cubrir el traje y la derrama, que una vez satisfechos no volverán a pagarse. Precisamente, las filaes han empezado a subir este último gasto ante el temor de que más mujeres llamen a su puerta, medida que combinan con la instauración de listas de espera para evitar el mal trago que supone para los fundamentalistas de la fiesta la entrada de compañeras. A esta incorporación ralentizada a la fiesta se suma en muchos casos la oposición de una parte de las mujeres a que se rompa con la tradición. Así, el año pasado fueron mujeres y no hombres quienes silbaron a Nuria Martínez el día que se estrenó en las entradas. Una postura intermedia mantienen aquellas que confían en que con el tiempo se integren en la fiesta las nuevas generaciones.

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