Telecom Italia y Deutsche Telekom aspiran a crear el primer operador mundial de telefonía
Deutsche Telekorn, la primera compañía europea de telecomunicaciones y tercera del mundo, y Telecom Italia, la cuarta en el continente, confirmaron ayer su propósito de crear un gigante que ocupará el primer puesto en la clasificación mundial del sector por valor en Bolsa (167.300 millones de euros, 27,83 billones de pesetas) y el segundo por facturación (58.900 millones de euros), sólo detrás de la japonesa NTT. La operación cuenta con el visto bueno de los Gobiernos de Bonn y Roma, pero ha encontrado dificultades de última hora en el consejo de administración de Telecom Italia. Con esta operación, que incluiría un intercambio de acciones, Telecom Italia intenta parar la oferta pública de compra lanzada por Olivetti sobre su capital.
Sea cual sea el camino escogido para la integración, nadie duda de que el proceso será largo y complicado debido a los problemas técnicos y financieros derivados de la composición del capital de cada una de las firmas implicadas. Deutsche Telekom (DT) está controlada en un 74% por el Estado, mientras Telecom Italia, con un 3,4% estatal tras una amplia privatización hace año y medio, se encuentra en una difícil encrucijada, sometida ala OPA hostil de Olivetti. Aunque no se ha hablado de cantidad, se baraja que DT elevará la oferta de Olivetti, actualmente de 60.400 millones de euros.
Los detalles de la fusión estaba previsto que se dieran a conocer hoy en Londres, pero el Consejo de Administración de Telecom Italia encontró "algunos problemas técnicos" en la operación, según fuentes de la compañía, y desconvocó una sesión informativa prevista al efecto. El consejo de Telecom se reunirá hoy de nuevo para perfilar los detalles de la operación anunciada.
En cualquier caso, la integración de las dos operadoras debe ser analizada pormenorizadamente por las autoridades de la competencia de Bruselas, que difícilmente dará vía libre a la fusión mientras haya lazos accionariales entre Deutsche Telekom y France Télécom (se cruzan el 2,5% del capital y ocupan un puesto en el consejo de administración).
Rechazo de France Télécom
Por su parte, Olivetti señalaba ayer en un escueto comunicado su intención de seguir adelante con la OPA. Una fórmula para contentar a todas las partes, aludida ayer en medios italianos, sería admitir a Olivetti dentro del núcleo estable de accionistas de Telecom Italia antes de sellar la alianza con los alemanes. Fuentes italianas señalaban que el acuerdo de fusión entre los ex monopolios italiano y alemán de telefonía podría dar forma a un holding con sede en Holanda que sería bautizado, supuestamente, como Supertelecom NY.
Los respectivos consejeros delegados, Franco Bernabé, por Telecom Italia, y Ron Sommer, por Telekom, mantendrían sus puestos, encargándose en el primer caso de la telefonía móvil, y en el segundo, de la fija. Se trata de una hipótesis de trabajo que exigiría la absorción previa por parte de Telecom de su filial de telefonía móvil Telecom Italia Mobile (TIM).
La Bolsa de Francfort acogió la noticia de la macrofusión con frialdad, y los títulos de Deutsche sufrieron una pérdida del 0,64%. Las acciones de Telecom Italia y TIM quedaron suspendidas antes de que abriera la Bolsa de Milán, y hoy se espera el dictamen de los mercados sobre un proyecto tan complicado como ambicioso.
Por si los problemas técnicos y financieros fueran pocos, Deutsche Telekom está ligada con France Télécom (FT) por un estrecho acuerdo que le obliga a comunicar cualquier adquisición a sus socios de Paris.
Las noticias de integración provocaron ayer una furiosa reacción de France Télécom —con la que DT comparte intereses en la estadounidense Sprint y en el grupo Global One— y de la eléctrica italiana Enel, todos ellos socios en Wind, tercer operador de telefonía fija y móvil en Italia. Los franceses advirtieron a Deutsche de que tendrá que abandonar los proyectos en común si persiste en su alianza con Telecom Italia.
Pero si ésos son los problemas inmediatos de Deutsche, en Roma se vive con angustia la eventualidad de que el gigante alemán engulla a la compañía italiana. El primer ministro italiano, Massimo D'Alema, se refirió a una condición imprescindible y es que la unión debe efectuarse "en términos paritarios".
Una tarea difícil por razones de estricto volumen. Telekom es un gigante con 186.200 empleados, que vale en Bolsa más de 100.000 millones de euros y ocupa el tercer lugar mundial en el sector. Telecom Italia vale más de 60.000 millones de euros, tiene 124.000empleados, y es la número 10. Una fórmula para igualar los valores de ambos seria incluir en la fusión a TIM, la filial de telefonía móvil en la que Telecom posee el 60%.
Temor a la renacionalización
Para ello seria necesario lanzar antes una oferta pública de adquisición sobre el total de la compañía como había previsto Bernabé. Pero la comparación entre ambas sociedades no es en todo negativa para Telecom Italia. Domina el principal mercado europeo de telefonía móvil, un capítulo en el que Deutsche no ha logrado grandes avances. El gigante alemán es, además, un mastodonte que se mueve con dificultad y que en el último ejercicio económico registró un alarmante descenso de facturación del 7%. La alianza representaría algo así como un intercambio entre envergadura y mercado, ya que Telecom Italia puede abrir también las puertas de América Latina, Asia y Europa central.
Por parte de Telekom, una fusión paritaria implicaría acelerar el proceso de privatización, algo que el Gobierno ha previsto para el 2000, una fecha demasiado lejana para los italianos, que temen que el control del nuevo gigante quede en manos de Bonn. El ministro alemán de Finanzas, Hans Eichel, declaró el domingo en Dresde, tras una reunión con sus homólogos italianos, Vicenzo Visco y el titular de Hacienda, Carlo Azeglio Ciampi, que "el Gobierno alemán no renunciará a beneficiarse de las mejores condiciones posibles".
Los planes de Telecom se enfrentan a otro problema legal. Según la ley que regula las OPA en Italia, la operación tendría que ser aprobada por sus accionistas. Una empresa casi imposible a la luz de los fracasos de convocatoria de asambleas para frenar a Olivetti.
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