Arteaga lleva al Espanyol al triunfo
El Racing, romo en ataque, sigue dejando en su estadio los puntos que consigue fuera
No hubo ayer en El Sardinero ningún jugador más valiente y más torero que el delantero españolista Moisés Arteaga. Templó, mandó, marcó un gol subjetivo ¿centró o disparó a puerta?, y el segundo tanto de Darío Silva vino precedido de una educubración intelectual de Arteaga. En la Maestranza, hubiera salido a hombros. Maestro del regate y del toque de balón perfecto, sin embargo, no desdeña las suertes menores del juego y se emplea como un currante en el trabajo de equipo. El Espanyol vivió del genio individual de su mejor jugador, y sólo en la segunda parte funcionó como un colectivo. En los primeros 45 minutos, el equipo de Brindisi sólo llegó en dos ocasiones al área racingista, un remate de cabeza del defensa Pochettino a la salida de un córner botado por Galca, y el citado gol de Arteaga. Peores guarismos ofensivos materializó el Racing, que sólo contabilizó un disparo de Magallanes y una incursión del defensa Arceno.
RACING 0
ESPANYOL 2Racing: Marcos; Tais, Mellberg, Arzeno (Txema, m. 85), Sietes; Víctor (Salva, m. 46), Vivar Dorado, Ismael, Geli (Bestchasnykh, m. 61); Magallanes y Munitis. Espanyol: Toni; Cristóbal, Nando, Pochettino, Capdevilla; Nan Rivera (Brnovic, m. 46), Iván Helguera, Galca, Arteaga; Tamudo (Benítez, m. 69) y Darío Silva (De Lucas, m. 91). Árbitro: Rodríguez Santiago, del colegio castellano-leonés. Amonestó a Nan Rivera, Nando, Ismael, Sietes, Cristóbal, Darío Silva y Brnovic. Expulsó a Poquetino en el m. 88. Goles: 0-1. M. 35. Centro chut de Arteaga desde la izquierda y el balón entra en la portería por encima de Marcos. 0-2. M. 53. Darío Silva bate de cabeza a Marcos fulminando una extraordinaria jugada de Arteaga por la banda izquierda. 12.000 espectadores en El Sardinero
En la segunda mitad, el paraguayo Benítez corrigió su dibujo táctico. La entrada de Salva por Víctor, totalmente desdibujado, pretendía reportar el débil poder ofensivo de un equipo absolutamente plano en ataque. Teóricamente, parecía una solución acertada. Pero Magallanes, Munitis y Salva no recibieron balones en posición ventajosa para poder burlar la cerrada defensa españolista. Sólo Munitis estuvo empeñado en compartir la gloria con Arteaga. El delantero cántabro, referente obsesivo de los racingistas, lo intentó todo: dribló, pasó con toque a sus compañeros y disparó a puerta sin suerte. El centro-chut de Arteaga dio en la diana, sin embargo, el de Munitis fue neutralizado por Toni. Además, el delantero cántabro sufrió un duro correctivo de parte de sus marcadores. Cada partido es peor que un naufragio para el marinerito del barrio pesquero, cada dos por tres se le ve rodando por el suelo como una pelota. Ayer fue objeto de multitud de faltas, una de ellas tan violenta que mereció la expulsión de Pochettino.
Del partido, insulso y aburrido, se salvan jugadores de la calidad de Arteaga y Munitis, sin duda, los más valientes de la tarde. Decididamente, el Racing no sabe cómo ganar en su propio campo. No lo hace desde que superó al Alavés, de esto hace ya casi dos meses. El equipo de Benítez trabajó con tesón el centro del campo. Liderado por Ismael, mandó y jugó bien, pero el juego de sus delanteros se mostró, como indica el marcador, absolutamente romo. Los cambios de Benítez, nada menos que cuatro delanteros -Munitis, Magallanes, Salva y Bestchastnykh- resultaron totalmente baldíos.
A pesar de la racanería del juego, no le faltaron talentos probados al partido Racing-Espanyol. Nada menos que Ismael e Iván Helguera frente a frente, ambos líderes indiscutibles de sus equipos. Todas las miradas estuvieron pendientes de ellos, del internacional sub21 y el internacional absoluto, los dos hechos en la cantera racinguista. Iván Helguera, futuro jugador del Real Madrid, demostró su verdadera calidad creativa en la segunda parte, cuando su equipo navegaba a favor de corriente tras el 0-2. A partir de este momento, su juego fue el de un auténtico líder. Todas las miradas estaban pendientes de las evoluciones del jugador que fue menospreciado en su día en Cantabria, y ahora es objeto de deseo de los mejores equipos de Europa.
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