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El director de Barajas admite su falta de control sobre los problemas del aeropuerto

"Me siento dueño de un restaurante donde los cocineros son de otra empresa", dice Hesse

Vicente G. Olaya

José Manuel Hesse, director de Barajas desde el pasado mes de noviembre, reconoce que la solución a los problemas del aeropuerto madrileño está fuera de los límites del propio aeródromo. Este catedrático e ingeniero aeronáutico madrileño de 46 años no se exculpa de responsabilidades en el caos que se extiende por las instalaciones, pero sí echa algunos balones fuera a la hora de encontrar un causante concreto. Recuerda que la congestión del sistema aéreo, los problemas de las compañías (incluidos los laborales) o la guerra en Yugoslavia influyen en el aeródromo.

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"Me siento como el dueño de un restaurante donde los camareros no dependiesen de mí y los cocineros fueran de otra empresa", explica José Manuel Hesse, quien insiste en que la congestión del aeropuerto de Barajas no es responsabilidad directa de sus actuales gestores. "No hay tráfico", señala. Y esgrime como prueba que, de los 68 movimientos a la hora que se pueden efectuar en el aeropuerto actualmente, sólo hay peticiones para 64 operaciones en estos días. "Es como si nosotros tuviésemos sitio en los aparcamientos para que todos los coches que quieran llegar o salir del aeropuerto de Barajas lo pudieran hacer; sin embargo, en la autopista de acceso hay un gran atasco que impide o dificulta el paso", señala. Hesse hace referencia así a que la congestión del espacio aéreo europeo y español, los problemas de las compañías aéreas (huelgas de pilotos) y las limitaciones que imponen al tráfico civil los aviones militares que se dirigen a Serbia están llevando supuestamente auna situación límite al aeropuerto.

El máximo responsable de Barajas, que está soportando la peor etapa del aeródromo en toda su historia (una media del 90% de vuelos retrasados desde finales de marzo), asegura que estaría dispuesto a dimi- tir si "eso solucionase el problema".

Asimismo, reconoce que Francisco de la Cal, director general de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), organismo dependiente del Ministerio de Fomento, le presiona para que nada falle.

"Estoy preocupado porque me siento responsable de lo que sufre el público, pero esto sólo se puede arreglar con un cambio en los sistemas generales".

José Manuel Hesse se refirió también al motín ocurrido en un avión de Spanair (JKK 659) el pasado jueves. El pasaje se negó a bajarse del avión cuando así se lo requirieron los responsables de la compañía. Los pasajeros llevaban seis horas de retraso en el aeropuerto, cerca de dos metidos en el avión, y no se les aseguraba ni siquiera una cama para descansar. Finalmente decidieron pernoctar en el aparato.

"No hay ninguna ley que impida a los pasajeros dormir en un avión. El aeropuerto no podía hacer nada para que descendiesen, porque eso es competencia directa de la compañía aérea. Nuestra obligación es conocer la situación, auxiliarles, ayudarles", enumera.

Sala "vip" cerrada

Sin embargo, Hesse reconoció que el aeropuerto debía haber abierto la denominada sala vip para estos pasajeros, ya que en todo Madrid y en algunas provincias cercanas no había hoteles disponsibles. Pero no se hizo. "Tengo que enterarme por qué", aseguró. Cuando se le pregunta por qué Barajas sufre más retrasos que otros aeropuertos españoles, no duda en responder: "Barajas es un centro de operaciones, lo que denominamos un aeropuerto hub. Todos los aviones pasan por él, lo que hace que las demoras se acumulen. A otros aeropuertos no les pasa lo mismo, y por ello están más descongestionados", recuerda.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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