Peligrosidad social
EUGENIO SUÁREZ PALOMARESMientras Javier Arenas, perdido su pimentel de apoyo, en su personal visita a Andalucía se despacha a gusto sobre el adelanto, o no, de las elecciones, y el PP andaluz muestra una unidad de la que es representativa el alcalde de Granada, Díaz W. Berbel Clinton, que empieza a dejar de contar por su particular forma de entender la vida política y empresarial, se movilizan en Huelva asociaciones humanitarias a favor de la excarcelación de los presos terminales. En un tiempo en el que intereses personales y políticos desdibujan las causas de derrumbes, de muertes, o se adoptan medidas de seguridad por la Guardia Civil en la declaración de su brigada que, de adoptarse en los controles, hubieran aliviado la declaración del guardia, soportando la ciudad coches y velocidades totalmente inadecuadas, sin que Poder Judicial o Ayuntamiento digan esta boca es mía, resulta confortable observar que numerosas asociaciones, entre ellas Madres Unidas y Derechos Humanos, se movilizan por razones humanitarias. Sólo piden que, a pretexto de una peligrosidad social, no se niegue la excarcelación a unos presos que dejaron de ser peligrosos porque van a morir, son enfermos en estado terminal. Ahora que sabemos que la mitad de los delitos que se cometen en España (Málaga a la cabeza) no son detenidos sus autores -esperemos que los casos Zamora, Tenerife y tantos otros no caigan en este cesto-, no parece que no deba ser atendida la exigencia a la que se han entregado estas asociaciones con la excusa de la peligrosidad, cuando la sociedad soporta unos peligros -ahí está el resultado de un control de alcoholemia-, silencios elocuentes cuando caen muros y fachadas o a una policía con un trabajo a medio hacer. Termino estas líneas y leo que el Senado italiano ha aprobado un proyecto de ley que va a posibilitar que presos en estado grave o terminal cambien prisión por arresto domiciliario y su ministro de Justicia dice que esta medida es "signo de civilización". Aprovechando que la Feria de Abril ocupará a gran parte de la clase política y contaremos con la visita de nuestra ministra de Gante, tal vez pueda, entre sevillana y sevillana, dar su opinión sobre una medida de esta naturaleza.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.