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Los mecanismos del 'pucherazo'

Juan Carlos Sanz

Los comités electorales de Hamruch, Taleb Ibrahimi, Ait Ahmed y Yabalá habían ido ayer aún más lejos al alertar sobre los supuestos métodos a los que, según sus informaciones, tenía previsto recurrir la Administración para manipular la votación. Así, denunciaron que a todas las provincias había sido enviado un número de papeletas del candidato oficialista, Buteflika, superior en un 25% al del resto de sus rivales. Este exceso de papeletas sería distribuido entre varios millares de colegios electorales con la presunta intención de introducirlos en las urnas, que no son de material transparente, antes de la llegada de los interventores de los candidatos de la oposición.Para evitar que, como es costumbre, se procediese a la apertura de las urnas antes de iniciar las votaciones para verificar que éstas están vacías, se iba a contar con la colaboración de miembros de las fuerzas policiales, guardas comunales o civiles armados por el Gobierno en el marco de la lucha antiterrorista. Éstos, con el pretexto de controlar la seguridad, tenían previsto someter a un exhaustivo registro a los interventores.

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De esta forma, ellos llegarían a sus respectivas mesas de votación con algunos minutos de retraso. El jefe del colegio electoral, un funcionario público, les impediría entonces comprobar si las urnas estaban vacías, amparándose en que varios ciudadanos, supuestos cómplices en la manipulación de las votaciones, habrían depositado ya su sufragio mientras tanto. Y una vez comenzado el voto, la ley prohíbe la apertura de las urnas.

La oposición al candidato del régimen, Buteflika, ha advertido también de otra posible variante a este rocambolesco mecanismo de pucherazo. Se trataría de provocar incidentes más o menos graves en los colegios electorales para justificar que las fuerzas de seguridad procedan a desalojar momentáneamente el recinto, y dar así tiempo a que los encargados de rellenar las urnas con papeletas suplementarias puedan hacer su trabajo sin testigos.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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