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Infante mezcla en "Werther en Beirut" la ópera y el espionaje

El mundo de la ópera y el espionaje, mezclados por una historia de amor, constituyen el andamiaje de Werther en Beirut, la primera novela del abogado bilbaíno Juan Infante, presidente de la sociedad cultural El Sitio. "La escritura es para mí una forma de evadirme de mis problemas cotidianos", advierte al autor. "No me he pasado a la nómina de los escritores dejando de lado mi profesión". Infante asegura que eligió una novela de género porque le resultaba un terreno más cómodo, bien conocido a través de sus lecturas. "Salvo que seas un escritor de extraordinaria calidad literaria, una novela necesita una buena historia que contar. Los escritores intimistas, de mucho éxito, por cierto, me interesan poco", señala. "Y, además, me divierte más". En la ópera, otra de sus grandes aficiones, encontró las pinceladas de glamour necesarias para construir la historia. "He visto mucha ópera en distintos puntos del mundo. Los teatros, las obras, los cantantes que salen en la novela los conozco y me resultaba fácil plasmar ese ambiente", explica Infante. "La ópera se presta mucho a estar relacionadas con una historia de espionaje. Pienso que encaja muy bien y me sirve porque no necesito documentarme". El autor defiende que es, sobre todo, "la novela de un aficionado al género de espionaje y novela negra". Un profesor de instituto El protagonista de la novela, Leopoldo Durán, es un profesor de instituto de Bilbao que deja todo para seguir a una diva de la ópera en su gira de actuaciones por Europa y acaba enredado en un atentado contra Arafat. Infante defiende que la historia parte de un supuesto verosímil. "He conocido gente que se dedica a asistir a representaciones de ópera en medio mundo, como otros forofos del fútbol viajan 24 horas para ver un partido", asegura. El resto es ficción. "En general, el público mayoritario de la ópera sólo acude por una convención social", añade. "Sólo una minoría se apasiona". A pesar de ser un debutante, Infante se atrevió con una novela de casi 500 páginas. "No es una novela larga a propósito. La historia la he ido escribiendo y me ha salido así", asegura. Reconoce que ha sido el resultado de una largo proceso de escritura, en el que ha habido hasta un parón de dos años. "He cortado mucho, he puesto mucho empeño en que la novela se lea fácilmente y tenga un público amplio". La historia ha ido más rápido que la creación de la novela. Mientras Infante escribía la obra, las circunstancias políticas variaban en Oriente Medio. Cuando comenzó a preparar el relato, por ejemplo, Isaac Rabin todavía vivía y en la novela aparece como presidente de Israel y el acuerdo de paz entre árabes e israelíes estaba todavía muy lejos. "La situación del Líbano hoy en día tampoco es igual a la descrita en la novela, pero no es definitivo en la obra", apunta.

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