El amigo 'enemigo'

En los días que corren, cuando se supone que cada uno de los seres humanos -independientemente de si aprueba la eficacia de los bombardeos de la OTAN o no - debería acostarse y levantarse con un cierto peso en el alma, y cuando cualquier grano de optimismo, especialmente para los que somos de allí, parece en vano, podría resultar inverosímil que la única esperanza para un serbio llegue de un amigo albanés. Después de conocer a Gani Yakupi, mi nuevo amigo "enemigo", he vuelto a creer que no hay que cansarse de buscar flores en el desierto, por muy desesperante que parezca el panorama global.Hace muchos años que Gani salió de Pristina, como también yo de Belgrado y con nostalgia recordamos la Yugoslavia de Tito en la que crecimos, los tiempos en los que importaba poco el apellido de uno, las sílabas que revelaban la pertenencia étnica. Expresamos alegría por conocernos a pesar de la triste ocasión que lo ha posibilitado: un debate televisivo entre "los bandos enemigos" sobre la guerra en nuestro país.

La preocupación de Gani por sus padres albaneses en Pristina, una ciudad no sólo bombardeada por la OTAN sino también controlada por las fuerzas serbias, también ha relativizado la preocupación que uno siente por los amigos y familiares de Belgrado y sin embargo, ha vuelto a confirmar que tanto unos como otros no tienen mucha culpa de lo que les está pasando.

El brillo que a pesar de la sombra del sufrimiento siguen expresando los ojos de Gani, sus palabras sinceras, humanas, amistosas, su apretón de mano y su nueva amistad han podido devolver la sonrisa y han recordado que la patria es mucho más que el lugar que nos ha visto nacer y que las fibras que tejen a seres y a víctimas humanas no tienen nombres, etnias ni colores.- .