FREI BETTO TEÓLOGO Y ESCRITOR "El cristianismo tendrá menos que ver con Bach y más con el ritmo tribal"
Frei Betto (Belo Horizonte, Brasil, 1944) intelectual desde hace muchos años comprometido con los movimientos de base en su país natal, conjuga muchas de las virtudes de su gran amigo, y más conocido portavoz de la llamada Teoría de la Libreación, Leonardo Boff. Fraile dominico, no clérigo, ha escrito varios libros, esta semana presenta en Madrid, La obra del artista, en donde ofrece una visión humanista del universo, la cosmología y la física cuántica. En su obra muestra su indisoluble y clara vinculación con la Teología de la Liberación, que tanta influencia tuvo en las decadas del setenta y ochenta en los paises latinoamericanos. Ha participado en Vitoria en el VII Foro religioso popular, unas completas jornadas que ofrecen una perspectiva progresista del cristianismo del siglo XXI y en las que disertó sobre la espiritualidad: "Jesucristo representa el conflicto, desde la desconfianza de que María fuera infiel a su novio hasta su muerte como un prisionero político. Su importante y profunda incidencia en las estructuras sociales es la que llega al alma de América Latina". Pregunta. Despues de veinte siglos de cristianismo. ¿Cuál es la espiritualidad que nos espera en el próximo siglo? Respuesta. Bajo mi punto de vista será profundamente subjetiva, comprometida en la lucha por la justicia y la tolerancia., lo que debe llevarle a asimilar muchas más corrientes y otras tradiciones culturales como las indígenas. En definitiva, la descentralización de una espiritualidad eurocentrista que tendrá menos que ver con la música de Juan Sebastián Bach y más con la samba o con los ritmos tribales. En América Latina el cristianismo debe salir del matrimonio de Santa Teresa de Ávila con Ernesto Che Guevara. P. Leonardo Boff habla de la Teología de la Ecología como un concepto nuevo integrado en la propia Liberación. R. En mi país, la tierra tiene un protagonismo especial en los sistemas de explotación y en la sociedad. Hay cien millones de pobres dentro de un Estado bastante rico que sufre las agresiones brutal del capitalismo. La bandera de la ecología no hace distinción de clases sociales y afecta indistintamente a todos los sectores de esa sociedad. Es necesario crearse una conciencia nueva frente a la naturaleza, frente a nuestros semejantes y frente a Dios. P. Las distancias que existen entre Roma, el Vaticano, y la Iglesia periférica, ¿tienden a agrandarse en los próximos años? R. América Latina siempre tuvo un perfil propio de iglesia, y sobre todo Brasil. Los obispos allí han sido muy poco "vaticanizados" y el catolicismo es muy callejero. Yo trabajo con obreros, y hay hombres casados en mi zona, que con el permiso del obispo, los sábados se ponen la sotana para celebrar matrimonios. Se ha producido la conquista de una Iglesia que tiene muy pocos sacerdotes, y las comunidades de base tienen que vivir un cristianismo que está muy poco clericalizado. P. ¿Cómo se ve desde esta iglesia tan autónoma y libre la figura del actual Papa Juan Pablo II? R. Nosotros tenemos mucho respeto por el Papa. Yo lo veo como un hombre que tiene la cabeza de derechas y el corazón de izquierdas. Cuando rechaza la globalización como algo criminal, como el nuevo nombre del colonialismo, nos podría convencer de que la teología de la liberación no es necesaria dado que asume sus postulados de hace veinte años. Pero mientras en cuestiones sociales coincidimos, en lo doctrinal aparece un polaco, un conservador. Nosotros estamos esperando que ahora condene la agresión de la OTAN en Yugoslavia. P. ¿Existe algún peligro de fractura dentro de la iglesia entre conservadores y progresistas? R. Ninguno. Desde el siglo pasado, en que se inició esta discutible división, nunca hubo una ruptura desde la izquierda, todas las escisiones provinieron desde la derecha. Nosotros lo que queremos no es tanto cambiar la Iglesia como cambiar la sociedad, y en la medida en que la segunda se modifique, lo hará también la institución.
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