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FÚTBOL 28ª JORNADA DE LIGA

Un Betis sublime en mediocridad

El Espanyol se llevó la victoria de Sevilla con un solo tiro a puerta

El Betis es malo. Bueno, las cosas nunca son totalmente blancas o negras, frías o calientes. Se puede decir que cuando las cosas salen bien, no hay peleas colaterales y los futbolistas están concentrados, pueden llegar a ser mediocres. El resto del tiempo, horrorosos, de no darle una patada a un bote. Exactamente lo que sucedió ayer. El Espanyol es un equipo aseado, poco proclive a aventuras y ayer bastante rácano, pero que, a pesar de salir a no perder, de repente se dio cuenta de que enfrente apenas tenía enemigo y se llevó los tres puntos tan ricamente, demostrando lo insultantemente sencillo que es quitarles la flor a los béticos.Los problemas del Betis son ya algo más que deportivos. Un equipo que ha perdido su esencia, su amor por la parte lúdica del juego, lo que fue siempre su principal valor. El Betis posproletario, el Betis de Ruiz de Lopera no ha digerido los millones y fichajes de éste ni las personalidad flamígera de su entrenador y ha perdido el norte. Para colmo estos dos personajes están ahora a la greña. Soterrada, pero greña.

BETIS 0

ESPANYOL 1Betis: Prats; Otero, Ayala, Solozábal, Luis Fernández; Filipescu (Cañas, min. 77), Ito (Benjamín, min. 60); Finidi, Fernando (Gálvez, min. 60), Denilson; Oli. Espanyol: Toni; Cristóbal, Pochettino, Nando, Capdevila; Sergio (De Lucas, min. 46), Galca, Iván Helguera, Arteaga; Darío Silva (Nan Ribera, min. 83) y Tamudo (Quique Martín, min.77). Gol: 0-1. M. 67. De Lucas pasa un balón en profundidad a Tamudo, mientras Dario Silva se sale de su posición de fuera de juego. El joven delantero controla, dribla a Prats y marca con una hermosa parábola. Árbitro: Mejuto González (Asturiano) que amonestó a Luis Fernández, Denilson, Filipescu, Darío Silva, Galca y Cristóbal en dos ocasiones, por lo que tuvo que abandonar el campo. Unos 35.000 espectadores en el Benito Villamarín, en una tarde soleada.

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Ayer el Espanyol llegó humilde y no se fiaba y después de que el argentino Martín Posse se rompiera calentando, Brindisi dibujó un equipo cobardón, en el que Galca se pegaba a Filipescu, Sergio a Ito y a Iván Helguera le tocaba pelear con Fernando. Con el centro del campo dedicado a sudar más que a pensar, los espanyolistas le dejaron el partido a los de casa.

Pero el Betis no sabía que hacer con él. Los verdiblancos no funcionan como un equipo. Cada jugador va a lo suyo y hace lo que sabe sin que necesariamente sea beneficioso para el equipo. Denilson se dedicó a brincar y rebrincar y demostrar que meter goles parece que le mete hasta miedo -falló de manera increíble en dos ocasiones solo frente a Toni-, Finidi estuvo ausente y Luis Fernández metía pases de rosca aunque no hubiera compañeros al remate. Tan sólo Fernando, Filipescu y, en menor medida Ito, lo intentaron. Entre los tres triangularon aceptablemente, aunque lejos, muy lejos, de donde se puede hacer daño. Clemente se llevó la bronca y los pañuelos de la grada cuando sustituyó, precisamente a estos tres jugadores. Otra decisión de las que muestran la lejanía del técnico vasco de su afición e incluso del propio fútbol. Los espanyolistas sobrevivieron a todo, a pesar de que a Helguera se le nota que le faltan kilos para defender en exclusiva. Aprovechando que las bandas béticas no existían, el equipo se estiró y sus dos perlas jóvenes conectaron.

De Lucas pasó templado, Tamudo estuvo enorme y corrió, jugueteó dos segundos con Prats, levantó la cabeza y clavó un lenta parábola al palo largo. Hermoso y el único tiro a puerta del equipo. Los catalanes llegaron y se fueron sin ningún barullo. Ya hay bastante ruido de fondo en Sevilla.

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