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Una explosión provocada destruye un bar en Santander y causa 12 heridos

La policía sospecha que se trata de un ajuste de cuentas por narcotráfico

El incendio y la explosión provocados en un bar situado en la calle de San Simón, en la capital cántabra, presuntamente por un ajuste de cuentas relacionado con el narcotráfico, produjo ayer 12 heridos -entre ellos una mujer de 57 años y un niño de dos años- así como desperfectos en 36 automóviles aparcados en la zona y la rotura de cientos de ventanas y miradores de nueve edificios. La policía ha iniciado una investigación sobre lo ocurrido, que causó gran alarma entre los vecinos, pero por el momento no ha llevado a cabo ninguna detención.

La explosión se produjo a las 5.30 de la madrugada en el bar Papalocas, situado en la esquina de la calle San Simón con Matías Picavea, y donde la semana pasada se registró un tiroteo. El establecimiento estaba ya cerrado al público a esas horas, pero testigos presenciales vieron salir, poco antes de la explosión, a un individuo que acababa de lanzar un objeto al interior del local. La Policía ha hallado restos de gasolina en tres puntos diferentes del local, situado en los bajos de un sólido edificio de cinco plantas, y sospecha que el autor del ataque pudo penetrar en el bar a través de un callejón. La Policía Científica investiga qué fue lo que provocó una deflagración tan potente, ya que la bombona de butano del bar se hallaba intacta y el fuego no es suficiente para desencadenar una explosión tan fuerte como la que se produjo.Los vecinos de la zona acusan al propietario del bar de irregularidades en su gestión, de desprecio hacia el sosiego que reclaman los vecinos y de amenazar a quienes más se han significado por protestar contra su comportamiento.

Tráfico de drogas

"Eran aproximadamente las 5.30 horas. Aquí, en esta cama dormíamos mi mujer y yo cuando sobrevino la explosión", relataba horas después Ezequiel Campos, de 70 años, casado con María, de 66 años, y padre de dos hijos. Campos compró el piso situado encima del bar hace 24 años al regresar de Alemania tras haber trabajado varios años en una fábrica. La póliza del seguro contempla una garantía de unos seis millones, que serán insuficientes para reparar los daños de toda la vivienda. La onda expansiva voló la terraza. Campos ve sus ahorros convertidos en ruina.Cientos de personas presenciaron ayer durante horas el ir y venir de los bomberos y el trabajo de una enorme grúa destinada a echar abajo cristales, aleros y otros elementos afectados por la explosión. Los vecinos, entre el temor y la prudencia, no vacilan en afirmar que en torno al Papalocas se traficaba con drogas.

Algunos testigos del tiroteo registrado el pasado lunes delante del bar no dudan en relacionarlo con la explosión de ayer. Varios jóvenes desconocidos tuvieron un altercado a pleno día, intercambiaron golpes y uno de ellos disparó su pistola cuatro veces. No se registraron heridos.

Magdalena Díez, de 40 años, casada y con tres hijos, vive en el entresuelo de la casa situada en el número 21 de la calle San Simón, a unos 50 metros del Papalocas. Se encontraba durmiendo cuando sobrevino el estruendo, que asoció con un atentado o con una explosión de gas. Tras cerciorarse de que toda la familia estaba bien, pretendió levantar las persianas para ver qué pasaba en la calle, pero habían quedado inutilizadas. Inmediatamente bajó las escaleras, como centenares de convecinos. "Vi que salían llamas del bar", recordó después. A la derecha del portal, cuya puerta se vino abajo, yacía un hombre tumbado en mitad de la calle con el rostro ensangrentado. Anoche aún no había sido identificado.

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En el curso de los últimos años, el alquiler del Papalocas ha cambiado varias veces de manos. Los actuales responsables y el personal de servicio, según algunos testimonios, son gente de "mucho carácter", que responde con insultos y amenazas a quienes más resueltos se muestran a denunciar su comportamiento.

De las 12 personas heridas asistidas ayer en el hospital de Valdecilla, nueve fueron dadas de alta a las pocas horas. Un niño de dos años y una mujer de 57 permanecen hospitalizados, y otro de los heridos, de 21 años, al parecer camarero del bar, fue internado en el hospital de Cruces (Vizcaya) con graves quemaduras.

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