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EUROCOPA DE FÚTBOL

El 'plan Camacho' funciona

El seleccionador ha encontrado las respuestas precisas a los frentes que le habían dejado abiertos

Obligado a trazar un plan de emergencia después de la derrota de España en Chipre (3-2), José Antonio Camacho ha actuado con firmeza en todos los frentes que le habían dejado abiertos. En lugar de acomodarse al discurso dominante ("el fútbol español está en declive por el efecto de la sentencia Bosman"), el seleccionador rastreó en la Liga y encontró un imprevisto número de excelentes jugadores. Gente como Valerón, Helguera, Dani, Munitis o Marcelino se ha integrado en el equipo con naturalidad y eficacia. En el aspecto táctico, Camacho se ha dejado de equívocos: 4-4-2, con una preferencia por el rombo en el centro del campo. Eso significa una apuesta por el juego de ataque, ayudada por otra idea prioritaria del técnico: la alineación de jugadores de clase, tantas veces bajo sospecha en la época anterior.La reaparición de Fran en el equipo define el nuevo proyecto, donde cada jugador ocupa la posición más adecuada y actúa según sus mejores cualidades. Da la impresión de que todos se mueven en un hábitat que les resulta cómodo, sin sentirse obligados a desnaturalizar su estilo en nombre de un juego impersonal y militarizado. Seis meses después de su designación como seleccionador, Camacho puede proclamar su éxito. No sólo por los buenos resultados, sino por el altísimo grado de identificación de los aficionados con el equipo nacional.

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Como siempre, no hay plan sin nombres, sin ajustes, sin apuestas personales, todo ello reflejado en algunos jugadores muy concretos.

Hierro. Básico en cualquier equipo. En el de Clemente o en el de Camacho. Eso no se discute. Pero su cometido es ahora muy diferente. Centrocampista habitual en la etapa de Clemente, ahora ha regresado al centro de la defensa, donde mejor se desempeña. Un dato: todos sus títulos de Liga con el Madrid los ha ganado como central, a pesar de su interés por jugar en el medio campo. Aunque ha perdido frescura física, todavía es uno de los defensas más solventes del mundo. En la construcción del juego es fundamental por su manejo del balón, pero ha perdido protagonismo en la arquitectura general de la selección.

Guardiola. Su regreso ha sido imponente. Desde su posición de medio centro, impregna al equipo de un sello particular. Ningún centrocampista europeo se le puede comparar en la distribución y en la lectura del juego. Su capacidad de asociación multiplica las prestaciones de Fran y Valeron, que frecuentan la misma onda futbolística, de Raúl, cuya astucia se desborda en conexión con el barcelonista, y con Joseba Etxeberria, que interpreta un papel parecido al de Figo: insistente, profundo, amenazador. En el aspecto defensivo, Guardiola interpreta su trabajo con sufrimiento pero con bastante eficacia, producto de la experiencia y del interés que ha tenido para sobreponerse a ciertas limitaciones naturales en esa parte del juego. Valerón. La apuesta más personal de Camacho. Apenas cuenta con un año y medio de experiencia en Primera. No ha sido titular en el Atlético durante las últimas semanas. Sin embargo, el seleccionador ha depositado toda su confianza en este jugador exquisito, un mediocampista de enganche a la vieja usanza. Y en estos tiempos, este tipo de jugadores no está de moda, periclitados por el uso del doble pivote y del pelotazo. Valerón ha estado a la altura de las circunstancias y ha confirmado su gran clase en los partidos frente a Italia y Austria. Del destino que le encuentre Antic dependerá su futuro más próximo, con las consecuencias que eso tendrá para su estado de ánimo.

Fran. Un caso de injusticia sangrante. Había visto pasar sus mejores años sin el obligado reconocimiento en la selección. El clementismo le frustó y le quitó prestigio. Se llegó a decir que no estaba preparado para cumplir las exigencias del fútbol actual. Con Camacho ha reaparecido con todo su esplendor: un interior izquierda sutilísimo, espléndido pasador, siempre preciso en los centros, como puede atestiguar Urzaiz. En el equilibrio del equipo, Fran representa las cualidades típicas de un centrocampista y Etxeberria (en la otra banda) el carácter punzante del delantero.

Raúl. Es hora de separar el grano de la paja. Indiscutible, ¿pero dónde? En la delantera. Durante demasiado tiempo, Raúl ha disfrutado de un rango inexplicablemente secundario. Todavía hoy es el parche para los agujeros en el Madrid. Si se necesita alguien por la derecha: Raúl. Un media punta: Raúl. Alguien por la izquierda: Raúl. Ha llegado el momento de asignarle su verdadero lugar (delantero, como con Camacho) y convertirle en la pieza fundamental de cualquier equipo. Si quieren parches, que tiren de cualquiera menos de Raúl.

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