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Tribuna:LA CRÓNICA
Tribuna
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Imprimir lo audiovisual SERGI PÀMIES

Se ha convertido en costumbre que cuando un programa de radio o de televisión tiene éxito acabe generando un libro. En general, se trata de extender la onda expansiva del producto audio o visual a otros territorios exprimiendo una de las posibilidades de promoción que la mercadotecnia pone a nuestro alcance. En cierto modo, muchos libros sobre programas de radio o de televisión son versiones de los making-off en los que, en teoría, se nos muestran las vísceras de lo que vemos habitualmente. Antaño, bastaban una camiseta o un mechero para inmortalizar un programa, pero, hoy en día, la caza al lector generada por las editoriales requiere, si es preciso, cobijarse bajo sombras tan denostadas como la televisiva. En pocos días han aparecido tres libros de este tipo: El món s"acaba, com superar el 2000, de Xavier Graset; Sense llibre, de Andreu Buenafuente, y Lo Max Plus, de Máximo Pradera. Anteriormente se publicaron muchos otros relacionados con la frondosa selva audiovisual (preguntas de Casamajor, respuestas de Gabilondo, diálogos de Mikimoto, tesoros de Gomaespuma y el agitado periplo de Casoliva en Vivir fuera de casa). Por razones cronológicas, me limitaré al trío formado por Graset, Buenafuente y Pradera, que comparten, además de dioptrías, sentido del humor. A primera vista, puede parecer que pertenecen a una misma familia mediática, pero sus libros, en cambio, son bastante diferentes. Buenafuente, por ejemplo, propone una confesión agridulce que supura opinión no sólo sobre su experiencia, sino también sobre el medio en general. Conocer los entresijos de una profesión, sin embargo, no siempre es suficiente para tener opiniones sugestivas sobre la misma, sobre todo si se acompañan de un halo de culto a la personalidad que las relativiza todavía más. Quizá por eso, Buenafuente resulta más convincente cuando se centra en las cicatrices que la fama ha dejado sobre su privacidad. A menudo parece obsesionado por la opinión que los demás tienen de él, mientras que, al mismo tiempo, confiesa tener la suerte de hacer lo que le da la gana. La contradicción entre lo que se le exige y su vocación de showman audiovisual queda muy bien reflejada en Sense llibre, a pesar de que la agilidad que demuestra en sus programas, su capacidad para improvisar y resolver una situación difícil, su olfato a la hora de conectar con las neuronas de su multigeneracional audiencia y su simpatía no siempre se traducen por escrito. Parafraseando a los que, al salir del cine, suelen decir "me gustó más el libro" con cara de enterao, con Sense llibre puede que muchos prefieran los programas que lo han inspirado. Xavier Graset, en cambio, opta por una fórmula plural que intenta reproducir por escrito la estructura de un programa de radio y se desmarca de cualquier declaración de principios o ajuste de cuentas. Con la ayuda de sus colaboradores (Mas, Escuder, Puntí, Serra, Marquès, Capdevila, Lucas, Rubianes), recicla el material emitido para crear una caótica Agenda del Fin del Mundo para fieles rellena de gags, parodias, juegos de palabra y otros derivados del humor. Como ocurre tantas veces cuando se intenta imprimir lo que se dice, se pierden el tono y el garbo que, muchas veces, hace que un chiste resista en directo pero se diluya una vez impreso negro sobre blanco. Por último, y concebido como un producto de consumo para seguidores de Lo + plus, Máximo Pradera responde a 66,6 preguntas que le permiten desgranar opiniones y anécdotas sobre la tele. En este caso, sorprende el contraste entre la desmadrada imagen que da Pradera y la cantidad de trabajo, lecturas, dudas y horas de vuelo que ha invertido en construirla. Aquí (a diferencia de Buenafuente) la fama parece actuar más como acicate que como lastre. Incluso, aprovechando su faceta de melómano, Pradera se atreve a lanzar sentencias sobre la música que podrían aplicarse a lo audiovisual: "La música que mola es la que respeta los tres principios más generales que gobiernan toda composición musical; esto es, la que juega sabiamente con la repetición, el contraste y la variación". Aunque, observando el dinámico panorama audiovisual humorístico actual, habría que preguntarse qué ocurre cuando la repetición domina sobre el contraste y la variación.

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