Duelo por un costalero

El Martes Santo se convirtió en una jornada de duelo y homenaje al costalero Juan Carlos Montes Ruiz. Su fallecimiento, durante la procesión del Cristo de las Aguas, casi eclipsó el malestar y la polémica que rodea las sillas de la carrera oficial. De alguna u otra forma, todas las cofradías que salieron ayer expresaron su tristeza por la muerte del costalero sevillano. Pese a ello y a algunas medidas adoptadas por el Consejo de Cofradías y Hermandades y el Ayuntamiento de Sevilla, la colocación y las características de las sillas siguen salpicando las procesiones de signos de protestas. El hacinamiento, la pérdida de visibilidad e, incluso, la inseguridad que aprecian los abonados se traduce en periódicas quejas, plasmadas en carteles aislados y otros gestos que evidencian el malestar. Lo más llamativo de las ocho cofradías que salieron ayer en Sevilla tuvo un aire sofisticado y mundano, gracias al Misterio de San Esteban, que hizo su estación de penitencia vestido por los modistos sevillanos Victorio y Luchino. Ambos fueron también los encargados de dar la primera llamada a los costaleros del paso de San Esteban, hacia el que sienten especial devoción los dos diseñadores. Durante el Martes Santo, que congrega a un total de 7.800 nazarenos, salieron las cofradías de Los Javieres, San Benito, La Candelaria, Dulce Nombre y Santa Cruz, que dedicaron sus primeras chicotás al costalero fallecido. Por su parte, la hermandad de El Cerro, que realiza un recorrido de 13 horas, entró en carrera oficial sólo con el sonido de tambores en recuerdo del compañero. Los Estudiantes, que cumplen 75 años, hicieron un alto junto al Arco del Postigo, donde se desvaneció el costalero. Como novedades, destacó la imagen del Cristo de las Misericordias, que salió después de la primera fase de restauración que está llevando a cabo el Instituto Andaluz de Patrimonio.