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Militantes del PP trazan un plan contra el líder del partido en Elche

La designación de Manuel Serrano, por segunda vez, como cabeza de lista a la alcaldía ilicitana es una de las decisiones más arriesgadas que Zaplana anunciará esta semana, ya que con ella se compromete a arrebatar su poder a Manuel Ortuño, presidente del Partido Popular (PP) en Elche, quien ante la imposibilidad de encabezar personalmente la lista no duda en promocionar a su propia candidata. Ya hay un complejo plan trazado para desarmarlo y no volver a perder cuatro años en los que la actividad popular se ha dedicado más a cubrirse las espaldas que en proponer una alternativa de gobierno. La historia de los populares ilicitanos es la escenificación de una conspiración palaciega. El presidente y diputado autonómico Manuel Ortuño ha intentado, durante todo la legislatura, minar las actuaciones del grupo municipal, que dirige Serrano. Hasta tal punto es así que la página web del PP de Elche, elaborada por Ortuño, no incluye referencia alguna al trabajo de Serrano. Aquello no fue más que una anécdota, porque el desencuentro de los dos políticos llegó el día de la elección del alcalde de la ciudad, después de las elecciones de 1995. El socialista Diego Macià ganó con el sustento de tres concejales de EU, pero dos votos populares se abstuvieron de apoyar a Manuel Serrano. Nadie se explica cómo, después de ese día, todo siguió igual en el partido. Serrano clamó al cielo y Zaplana miró hacia otra parte. Doble sede El PP mantiene en Elche dos sedes oficiales: la del presidente y la de los seguidores de Serrano. Durante aquella campaña electoral, ambos dirigentes actuaron por libre, y un grupo independentista de El Altet, una de las partidas rurales ilicitanas, próximo a Ortuño, sacó más votos de los que cuenta la población, lo que impidió a los populares alcanzar la mayoría absoluta. Ahora, la historia se puede volver a repetir. El PP ha perdido cuatro años en Elche en los que no ha articulado ni un sólo mensaje con claridad. Serrano se ha escudado en la excusa de que las tretas de Ortuño han impedido trabajar al equipo municipal. Desde la otra orilla se le ha acusado de dedicarse a todo (es presidente de Riegos de Levante y de la Caja Rural de Alicante, entre otros puestos) en lugar de trabajar en el Ayuntamiento. Los contactos con los denominados mirlos blancos en la ciudad, entre los que se encuentra un abanico de industriales de peso y médicos, no han dado resultado, y Serrano volverá a repetir. Pero esta vez con condiciones. Según fuentes del partido, el plan trazado intentará desarmar a Ortuño en dos fases. La primera consistiría en dar a Serrano el control absoluto de la campaña, sin atribuir competencias al presidente. La segunda, "cuando ganemos", según las mismas fuentes, será convocar un congreso y "defenestrar" entonces a Ortuño.

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