_
_
_
_
_

Mariscal se lanza al espacio público con dos ambiciosas esculturas monumentales Vila-seca y Barcelona tendrán piezas del artista

¿Qué se puede poner en una pinar muy venido a menos? Pinos, cuatro pinos monumentales de unos 20 metros de altura que recuerdan lo que fue y podría volver a ser disfrutar de la sombra y el olor de estas coníferas al lado de la playa. Es lo que ha hecho Javier Mariscal con la escultura pública que esta semana se inaugura en la playa de la Pineda de Vila-seca (Tarragonès), obra que se adelanta a la gran escultura Volem la lluna, que instalará en la plaza de Cerdà.

Como todos los proyectos que emprende Mariscal, el proceso de trabajo es largo y tiene múltiples posibilidades de lectura. En Vila-seca, el Ayuntamiento le encargó una escultura monumental, grande, emblemática, para atraer visitantes hacia la playa de la Pineda, situada en una zona turística cuyo paisaje se había degradado con los años. "Se llama playa de la Pineda porque había muchos pinos y, naturalmente, lo primero que se me ocurrió era que volvieran a plantarse", afirma Mariscal. Pero ahora no está el mundo político como para esperar 20 años a que se regenere una zona y la otra opción que propuso el artista fue recrear una gigantesca pineda de hierro en el tronco y cobre en la copa que aporta una lectura irónica del monumento y al mismo tiempo tiene calidad escultórica en el tratamiento de los volúmenes y del espacio vacío que los rodea. Mariscal también intentó que fuera útil más allá de su simbolismo. "Se trata de unos pinos muy estilizados que tienen unos troncos muy altos y que se apoyan unos a otros en la copa. Juntos hacen sombra al lado de la playa, lo que bajará la temperatura en esta zona y permitirá que pueda ser aprovechada para descansar del sol del verano", afirma. La escultura se inaugura oficialmente el martes, si bien está todavía a medias ya que el proyecto inicial incluye ocho pinos en grupos de cuatro y sólo se han realizado la mitad. Este proyecto público se adelanta al monumento Volem la lluna, que diseña para la rotonda superior de la nueva plaza de Cerdà, espacio de unos 65 metros de diámetro al que no tendrán acceso los viandantes. Es un encargo del alcalde que se inaugurará durante las fiestas de la Mercè y cuyo diseño definitivo aún no está finalizado. El conjunto escultórico de Mariscal tiene como eje central la utopía o poesía de una luna llena, que estará iluminada y podrá ser vista desde todos los ángulos. Un grupo de personajes de diferentes alturas sostienen o persiguen esta luna desde varios puntos. "Lo primero que piensas es que poca gente disfrutará de la escultura caminando ya que lo normal es pasar por allí en coche y a cierta velocidad", afirma. "Me interesa que sea un punto de referencia, algo que te señale la llegada o la salida mediante un golpe visual potente que impresione. Quisiera que representara a la Barcelona moderna, que es un laboratorio de ideas. Por eso no pensé en hacer algo pequeñito, casi invisible. Prefiero que me tumben el proyecto y ser polémico, porque si pasa como con el Cobi, la gente se asusta al principio pero después le acaba gustando".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_