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El Instituto de Procesado de Imágenes logra cinco contratos con empresas Un matadero y una inversora son dos de las firmas

Su labor de investigación entra por los ojos. El Instituto Universitario de Procesado de Imágenes de Málaga ha conseguido sacar partido al hecho de que el 75% de la información que recibe el ser humano le llega por la vista. En el año que lleva instalado en el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), ha logrado cinco contratos con empresas para realizarles los programas informáticos que les permitan sacar el jugo y, sobre todo, mucha información a sus imágenes. Son programas todos ellos diseñados para problemas específicos. Las empresas para las que trabajan son tan variadas como pueden ser las fotografías: un matadero, una financiera, una almazara, una empresa de suministros de prótesis y un hospital. Sin embargo, el trabajo es siempre el mismo, según explica José Muñoz, coordinador junto con Francisco Vico del Instituto y director del grupo de Investigación de Inteligencia Computacional y Análisis de Imagen de la Universidad de Málaga. Automatizan el proceso que les permite reconocer los datos de interés que hay en una imagen y la preparan para que no se les escape detalle: aumentan el contraste, eliminan las distorsiones y la segmentan. El instituto ha realizado la caracterización automática de piezas abiertas de cerdo para un matadero de Málaga. "Según la textura y convexidad de las imágenes obtenidas por vídeo se puede determinar el tipo de carne que es, para determinar su mejor aprovechamiento", explica Vico. Casi tan materialista es el programa que están realizando para Sofinvest Inversiones y Bolsagest, dos empresas de inversión andaluzas. La idea es predecir el funcionamiento de la bolsa según su comportamiento hasta las 10.00. Para ello emplean sistemas de redes neuronales, un sistema informático inspirado en las capacidades del ser humano, como la generalización a partir de datos concretos. El instituto tiene trabajo en una almazara de Jaén y en otra de Granada. El objetivo de la contratación es claro: evitar pérdidas generadas por un fallo en el sistema. "Analizando la rugosidad de una imagen de alpeorujo (alpechín y orujo, residuos generados en la molienda de la aceituna) podemos decir qué porcentaje es de humedad y cuál es de grasa y cuánto aceite están perdiendo en el proceso", dice Vico. El Hospital General de Antequera y una empresa de suministros de prótesis también han encontrado en el instituto solución a sus problemas. Han creado un programa "para medir el ángulo de colocación de la prótesis y ver así la evolución del paciente". No lo hacen sólo por amor al arte. El instituto ha facturado cerca de 10 millones de pesetas provenientes de estas empresas y unos 25 de fondos Feder.

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