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Un libro analiza el papel de las heroínas en la literatura de los siglos XIX y XX

Ana Ozores, Emma Bovary, la duquesa Sanseverina, la señora Dalloway, Daisy Miller, Casandra... hasta 12 nombres de mujer que llenaron las páginas de 12 de las novelas más representativas de los siglos XIX y XX son objeto de análisis en un libro, Heroínas de ficción (Ediciones del Bronce), que fue presentado ayer en Barcelona. Los estudios editados, conferencias en su momento, formaron parte de un seminario que se celebró entre los meses de febrero y mayo de 1998 en el Instituto Francés de Barcelona. Para la directora del curso, la poetisa Mónica Monteys, se trataba de exponer la evolución de la representación de la identidad femenina en la historia de la novela de los dos últimos siglos. La compilación reúne estudios de escritores y profesores de literatura, entre ellos Ana María Moix, Rosa Regàs, Lluís Maria Todó, Marta Pessarrodona, Aránzazu Usandizaga y Marisa Siguán. Las heroínas analizadas, nacidas de la pluma de hombres o mujeres, reflejan los pasos que siguió la novela para descubrir unos caracteres definidos con anterioridad mediante estereotipos o el punto de vista masculino. Dos obras del siglo XIX escritas por hombres -la duquesa Sanseverina, de La cartuja de Parma, de Stendhal, y Daisy Miller, de Henry James- y dos del siglo XX escritas por mujeres -La señora Dalloway, de Virginia Woolf, y Casandra, de Christa Wolf- sirvieron ayer para ilustrar estos pasos. En opinión de Usandizaga, autora del estudio sobre Daisy Miller, Henry James tiene que estar presente en cualquier revisión de la literatura en clave feminista por su toma de conciencia de que la mujer es la "gran incógnita de la literatura" y de que no está bien representada. A pesar de ello, aún no permite que sus personajes femeninos se definan a sí mismos: "James no acababa de entender a la mujer". Tampoco Stendhal. Según Todó, la duquesa Sanseverina "es una proyección del deseo del autor". "Son las escritoras del siglo XX quienes la acaban de definir", continuó Usandizaga. La conclusión de todo ello, como apuntó Pessarrodona, es que "las verdaderas heroínas son las autoras": aquellas escritoras que describieron más adelante el personaje femenino definiéndose, de paso, ellas mismas, como Virginia Woolf. O como Christa Woolf, quien, mediante la recreación del mito de Casandra y de su papel en La Ilíada, intentó reescribir la historia de la civilización occidental con ojos de mujer, describiendo lo que pudo haber sido y no fue.

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