Los clubes recelan del uso de las imágenes que la policía graba en sus estadios
Los clubes de fútbol sienten poco menos que invadida su casa por la policía con las cámaras de televisión instaladas en los estadios para prevenir la violencia. Y quieren tener acceso a las grabaciones: "Ponemos el local y el material; y luego también ponemos las multas", insisten. Pero el control y manejo de las cámaras corresponden a la policía. Los clubes recelan del uso que se pueda dar a las filmaciones, pero la Administración replica que la ley la ampara. De todas formas, la Liga va a incluir en las entradas una leyenda donde avisará al espectador de que puede ser grabado.
Hace un par de meses, según ordena la Ley, mandos policiales se hicieron cargo del manejo y control de estas cámaras de televisión. Desde entonces, los clubes no se han recatado en manifestar sus quejas y recelos: quieren tener acceso al contenido de las grabaciones. La policía recurre a la Ley y replica que ese trabajo es una actividad estrictamente suya.Los clubes se apoyan en que se han gastado 24.000 millones de pesetas en la instalación del sistema de cámaras, en que los locales donde se han ubicado son de su propiedad y en que ahora se encuentran desprotegidos en su propia "casa". Además, pagan las multas que se deriven de lo que graban las cámaras.Los clubes tuvieron la oportunidad de exponer el pasado lunes su malestar ante mandos policiales y del Consejo Superior de Deportes (CSD). Ese día se reunieron en Madrid los coordinadores de seguridad -función que desempeñan policías- de todos los campos de Primera y Segunda con sus jefes de seguridad, que son empleados de los clubes. Los clubes recalcan que, además de la inversión millonaria en esta obra, también correrá de su cuenta el mantenimiento de las instalaciones. Algún dirigente incluso se ha quejado de la desaparición de cintas vírgenes destinadas a las grabaciones. Otros clubes se han quejado de que en algunas ocasiones se filme a los directivos, que escapan al fin de las cámaras. En el campo del Compostela, en una ocasión, no se logró abrir la puerta del cuarto de mando de las cámaras "por un fallo eléctrico", según explicaron sus dirigentes, y esa jornada no se grabaron imágenes del partido del equipo de Santiago.
La ley manda
"El recinto en el que está ubicado el control de todas las cámaras, según la Ley, es un recinto policial en un campo privado. Los campos son de los clubes, pero quienes manejan las cámaras son policías", sentenció Alberto Palomar, desde ayer subdirector general del Deporte Profesional del CSD, para resolver cualquier duda.
Prohibida la cesión
Alberto Palomar echó mano de la Ley 4/1997, de 4 agosto, que regula la utilización de vídeocámaras por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en lugares públicos. Su instalación está sujeta a la Ley Orgánica de Regulación del Tratamiento Automatizado de los Datos de Carácter Personal (LORTAD) y es supervisada por la Agencia de Protección de Datos.Los clubes, según las leyes, tienen prohibida la cesión de las imágenes grabadas. Al coordinador de seguridad de cada campo le corresponde la custodia de las imágenes y sonidos, y la responsabilidad sobre su destino (incluida la inutilización o destrucción, obligatoria en un plazo de un mes).
Toda persona interesada podrá ejercer los derechos de acceso y cancelación de las grabaciones en que considere que figura. Ese derecho se puede denegar por quien custodia las imágenes en función de los peligros que pudieran derivarse para la defensa del Estado, la seguridad pública o la protección de los derechos y libertades de terceros. También le compete resolver las peticiones de acceso o cancelación de grabaciones por parte de personas interesadas.
Los clubes, mandos policiales y representación del CSD acordaron constituir una comisión de trabajo para estudiar la solución de estos problemas. La Liga va a poner en antecedentes a todo espectador de un campo de fútbol, mediante un aviso en las entradas: podrá ser grabado por las cámaras de televisión que maneja la policía. Los mandos policiales, por su parte, se han comprometido a dictar un cursillo a los jefes de seguridad de los campos. De esta forma la policía reconocerá a estos jefes para el cargo que desempeñan en estos momentos.
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