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Los radares móviles de la Policía Municipal "cazan" en su estreno en la M-30 a 150 coches

F. Javier Barroso

Hace una semana que por la M-30 circulan dos coches de apariencia normal en los que viajan dos agentes municipales y un aparato, el radar, encargado de medir la velocidad. Van por el carril central y el derecho, y en cuanto se comprueba que un vehículo excede los 90 kilómetros reglamentarios, fotografían al infractor y avisan a un coche patrulla que circula cerca para que notifique la multa. El automovilista se entera entonces de que acaba de ser sancionado por el vehículo de aspecto inofensivo que tenía a su espalda. El radar móvil ya ha multado a 150 coches.

Los agentes que patrullan en el radar móvil aseguran que la velocidad de los automovilistas en la M-30, una de las vías más peligrosas de la ciudad, ha descendido desde que han empezado a vigilar. Los radares van dotados de un sistema informático que calcula la velocidad del infractor. "Lo que debe quedar claro es que no es un servicio para recaudar dinero. Buscamos que el conductor se dé cuenta de que los límites están puestos para su seguridad y que tiene que respetarlos. Además queremos coger al que de verdad va mal", señala uno de los responsables del servicio de radares. Junto a la M-30, los puntos más conflictivos son el paseo de la Castellana, la avenida de la Ilustración y la Dehesa de la Villa.

"¡Atención, atención!"

Unos 300 metros por delante del vehículo camuflado circula un coche patrulla que es el encargado de sancionar al infractor. El radar circula por el carril derecho o central y en su interior van dos agentes vestidos con uniforme. "¡Atención, atención! Volkswagen Golf blanco con matrícula VZ. A 123 kilómetros por hora". Ése es el mensaje que recibe el coche patrulla por radio. El radar ya le ha pillado y la cámara le ha hecho una fotografía que certifica la infracción. El patrulla pone las luces, se pone delante de él y le obliga a parar en el arcén para notificarle en mano la denuncia.Por la noche el sistema cambia. El coche celular va detrás y el radar delante. Se hace así porque a esas horas el tráfico es menor y la probabilidad de que el infractor se dé a la fuga se reduce.

La sanción oscila entre las 15.000 pesetas, para los que rebasan los 110 kilómetros por hora (en el caso de la M-30), y las 47.000, para los que van a más de 160 kilómetros por hora.Ahora bien: si el automovilista paga la sanción en el momento, la cuantía se reduce en un 20%.Mientras se tramita la denuncia, el radar sigue funcionando y fotografiando desde el arcén a los conductores que superen el límite. En la imagen se recoge el punto kilométrico, la hora y la velocidad, además del sentido en el que circulaba el vehículo. "El problema que tenemos es que la M-30 tiene muchas entradas y salidas. El infractor puede ver que le han pillado y abandonar la carretera por la primera salida", comenta un agente. La denuncia, de todos modos, llegará al domicilio del amigo de circular a más kilómetros por hora de lo permitido, aunque, según reconocen los policías, será más difícil de cobrar. En cada turno (hay tres de ocho horas cada uno) los coches con radares recorren una media de 180 kilómetros. Los momentos de mayor actividad se registran cuando han acabado los habituales embotellamientos que atosigan diariamente esta vía de circunvalación: a media mañana, después de las tres de la tarde y por la noche.

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"No creí que me pillaran"

José Angel López, un conductor de una furgoneta que fue sancionado ayer por circular a 118 kilómetros por hora en la M-30, confesaba: "Sabía que estaban funcionando desde la semana pasada, pero no creí que me fueran a pillar. Aunque es lógico; estamos todo el día en la carretera y estamos expuesto a esto. Ahora, que también es verdad que el límite no lo cumple nadie".A pesar de viajar camuflados, muchos conductores conocen al vehículo radar. De hecho, más de uno pisa a fondo el pedal del freno cuando ve que le va a rebasar en la M-30. Los responsables de tráfico ya han puesto medidas para evitar esta circunstancia, que acaba con el efecto sorpresa de la nueva medida: en breve irán montados en vehículos nuevos, cuya marca y modelo se mantiene en secreto. El récord de exceso de velocidad en la M-30 lo tenía hasta ayer un vehículo que fue sorprendido el pasado fin de semana a más de 170 kilómetros por hora.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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