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Entrevista:

Ben Ami: "Necesitamos legitimidad religiosa para avanzar en la paz"

Ángeles Espinosa

A dos meses de las elecciones generales en Israel, Shlomo Ben Ami ha iniciado su campaña en España. El pretexto, la presentación de un libro, Israel entre la guerra y la paz, que llegará a las librerías cuando este laborista, que fue el primer embajador israelí en España entre 1986 y 1992, esté enfrascado en la recta final de los comicios. Se trata de una "agenda" que Ben Ami espera que sirva de "base para las futuras conversaciones de paz". De momento, adelanta que un Gobierno laborista necesitará "legitimidad religiosa" para poder avanzar en el proceso de paz, ya que es "algo más que un asunto de política exterior".

"Si el Partido Laborista ganara las elecciones, yo de ningún modo aconsejaría formar un Gobierno sin un partido religioso", asegura Ben Ami antes de recordar que Isaac Rabin (el primer ministro laborista asesinado en 1995) firmó los acuerdos de Oslo con un partido religioso en la coalición gubernamental y que su posterior pérdida de respaldo se produjo tras la salida de dicho partido. "No estamos hablando de retirarnos del Sáhara o de Argelia, sino de una tierra que, más allá de la propaganda política, constituye la cuna del pueblo judío", manifiesta.Aunque se muestra convencido del triunfo electoral sobre el Likud, el partido conservador del primer ministro, Benjamín Netanyahu, Ben Ami reconoce que comprometer a la sociedad israelí con el proceso de paz exige "nuevas coaliciones" porque "ni Rabin ni Netanyahu lo consiguieron". No hace ascos a un eventual acuerdo con el recién nacido Partido Centrista, de Isaac Mordejai. "Un Gobierno laborista con Mordejai sería un equipo de lujo", declara.

Este judío sefardí, nacido en Marruecos hace 55 años y apasionado de España, intenta además acabar con el tópico que identifica a los ultraortodoxos de su país con quienes rechazan el proceso de paz. "Esa imagen", aclara, "es fruto del Partido Nacional Religioso que ha apoyado a Netanyahu y ha convertido la religón en una teología política, pero se trata más de un partido ultranacionalista que ultraortodoxo". "La mayoría prefiere subvenciones para infraestructuras religiosas o educativas que más asentamientos", añade.

Y es tal vez en ese terreno donde Ben Ami hace una aportación más original. " El problema es cómo compaginar un Estado palestino con la necesidad de que los colonos permanezcan bajo jurisdicción israelí", expone, precisando que habla de "los colonos" y no de "las colonias". "Desmantelarlas produciría una inestabilidad que destrozaría a cualquier Gobierno israelí, pero si consideramos que el 70% de los colonos vive en el 10% del territorio, tal vez fuera posible encontrar alguna fórmula de intercambio de territorios", sugiere.

A la pregunta de cuál será la diferencia entre que haya un Gobierno laborista o uno conservador cuando Yasir Arafat proclame este año el Estado palestino, Ben Ami responde con una declaración de intenciones. "Intuyo que no va en su interés ni en el del proceso de paz, así que no creo que lo haga". "Lo que me gustaría que ocurriera es [que se produjera] un cambio de Gobierno y que, conjuntamente con los palestinos, pusiéramos en práctica los acuerdos de Wye Plantation, tras ampliar de común acuerdo la fecha límite para tener tiempo".

El éxito de sus propuestas estaría asegurado si lograra tanto respaldo como el obtenido en las recientes primarias laboristas. Ben Ami fue el candidato más votado (con una ventaja de 20.000 votos sobre el siguiente), lo que le ha situado como número tres del partido tras el actual líder, Ehud Barak, y el histórico Simón Peres.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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