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La paralización del proceso de paz en el Ulster retrasa la creación del Gobierno autónomo

Las posiciones inamovibles entre católicos republicanos y protestantes probritánicos en Irlanda del Norte obligaron ayer al Gobierno de Londres a admitir que el plazo para la formación de un nuevo Ejecutivo autónomo para el Ulster, fijado inicialmente para dentro de cinco días, va a tener que ser extendido. Una vez más la cuestión de la discordia es el desarme. "Las partes tienen que saber si se están sentando con gente que ha renunciado para siempre a la violencia, no se puede negociar con armas debajo de la mesa", advirtió el primer ministro británico, Tony Blair.

"El 10 de marzo se presenta difícil", admitió ayer un portavoz del número 10 de Downing Street (sede de la presidencia del Gobierno británica) que se apresuró a aclarar que esa fecha, en realidad, era "un objetivo", no un plazo inflexible.Pero la idea del plazo, según fuentes políticas, comienza a rondar en las máximas esferas de Londres y Dublín a fin de aumentar la presión sobre los principales antagonistas del viejo conflicto del Ulster. Como pronto, la formación del Gobierno autonómico se retrasará hasta final de mes.

El atasco en el calendario fijado después de la firma del llamado Acuerdo de Viernes Santo, en Belfast, en abril pasado, deriva de la intransigencia de los protestantes unionistas que se niegan a formar Gobierno mientras los nacionalistas del Sinn Fein, el frente político del Ejército Republicano Irlandés (IRA), no consigan desarmar a las organizaciones paramilitares.

Rechazo del IRA

Mientras, el Sinn Fein de Gerry Adams acusa al Partido Unionista del Ulster (UUP) de David Trimble de imponer nuevas condiciones para lograr un acuerdo político definitivo, inicialmente fijado para mayo del año 2000. El IRA, por su parte, ha reiterado que jamás entregará sus armas mientras siga el control británico en Irlanda del Norte.El Gobierno laborista británico de Tony Blair, que ha apoyado la postura de Trimble en cuanto al desarme del IRA, acaba de reafirmar que no escatimará esfuerzos para que el proceso de paz desemboque en una reconciliación real y duradera entre ambas partes.

El mensaje del Gobierno de Londres es que, a pesar de las dificultades, la devolución de poderes al nuevo Gobierno de Belfast será una realidad, dijo un portavoz de Blair. "Tiene que ocurrir. Estamos absolutamente confiados en que va a ocurrir", dijo.

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Mo Mowlam, la ministra británica para Irlanda del Norte, sostuvo ayer intensos contactos con autoridades irlandesas en Dublín, incluyendo el primer ministro Bertie Ahern, y sugirió que la instalación del nuevo Ejecutivo para el Ulster -un consejo ejecutivo asistido por una serie de organismos interfronterizos- podría producirse en las próximas semanas. "No quisiera que se prolongue demasiado. Quizá hacia finales de mes. No me he rendido todavía", declaró la ministra británica para Irlanda del Norte.

La fecha clave para el desarrollo de las intensas negociaciones que buscan acelerar el establecimiento de un arreglo es el 17 de marzo, el día en que los principales líderes irlandeses acudirán a la Casa Blanca para la tradicional celebración del Día de San Patricio. Se da por descontado que el presidente estadounidense, Bill Clinton, aprovechará esa reunión para intensificar la presión sobre protestantes unionistas y católicos republicanos a cumplir con lo pactado.

La crisis de las armas

Por su parte, Ahern mantuvo ayer reuniones con Trimble a fin de desbloquear "la crisis de las armas", pero nadie se atrevía ayer a asegurar que el líder del UUP esté dispuesto a hacer concesiones, principalmente porque cualquier movimiento en ese sentido sería visto por sus críticos protestantes como una capitulación ante los republicanos. Blair, por su parte, reiteró que el desarme del IRA constituye una necesidad en aras de un arreglo sólido.En declaraciones al diario The Scotsman dijo: "Debemos asegurarnos de que se cumpla el acuerdo [de paz] y éste incluye el desarme". "La razón es perfectamente simple", agregó el primer ministro británico.

Con clara intención de ecuanimidad, el Gobierno británico ya ha proscrito a dos organizaciones terroristas protestantes que se oponen al proceso de paz y que tratan de torpedearlo. Mo Mowlam dijo hace dos días que los grupos autodenominados Voluntarios Orangistas y Defensores de la Mano Roja, acusados de una reciente serie de ataques contra católicos en el Ulster, ya están fuera de la ley y si sus miembros son capturados deberán responder ante la Justicia.

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