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La vida a través de las fallas

Ferran Bono

Regino Mas no se cansó jamás de repetir que sufría al ver quemar sus ninots. No podía ser de otra manera después de haber modelado con sus manos centenares de ellos sabiendo y que los muñecos de cartón piedra nacerían para morir a los pocos días. Tanto sufría que fue de este artista fallero de quien partió la idea de indultar cada año a un ninot para salvarlo de las llamas, como apunta Antonio Ariño, experto en sociología de las fiestas, en el catálogo de la exposición que ayer se inauguró en el Centre Cultural La Beneficència. En esta muestra con más de 600 piezas se reúnen por primera vez los ninots de las fallas antifascistas realizadas por los artistas falleros valencianos en la guerra civil. Los originales ahora reproducidos fueron elaborados por un equipo comandado por Regino Mas a instancia de Josep Renau, a la sazón director general de Bellas Artes del gobierno republicano. Estas piezas formaban parte de las fallas organizadas en 1937 por la Alianza de Intelectuales Antifascistas en el salón columnario de la Lonja. Estas fallas tuvieron que ser ocultadas a causa de la amenazas radiofónicas efectuadas por el general Queipo de Llano, quien advirtió que si los valencianos plantaban las fallas, la aviación nacionalista pondría la traca. Pero Regino Mas: Historia de una época no se centra en un aspecto concreto de la dilatada trayectoria de Mas. El presidente de la Diputación de Valencia, José Díez, manifestó ayer en la presentación que la obra artística -del que también diseñó los decorados de películas como 55 días en Pekín o La caída del imperio romano- "resume la historia contemporánea de España y de la Comunidad Valenciana". Regino Mas nació en 1899 en Benifaió y murió en 1968. Finalizada la guerra, tras protagonizar la historia de las fallas y de una manera de hacerlas y ser el promotor de las organizaciones de artesanos falleros, Mas fue objeto de un consejo de guerra en 1940 por auxilio a la rebelión y fue condenado junto a Francisco Almela Vives a sies meses de prisión menor, como recuerda en el libro-catálogo Manuel Sanchis, comisario de la exposición junto a Juan Bautista Calatayud. Además de la propia muestra, que supone un viaje imprescindible para aquel que quiera profundizar en el conocimiento de las efímeras fiestas valencianas, el libro editado aporta una información muy útil no sólo sobre el mundo de las fallas. De hecho, la muestra se clausurará pero permanecerá el libro escrito para la ocasión que proporciona abundantes datos sobre la sociedad valenciana, como el valenciano que se debía utilizar en las fallas durante la dictadura franquista y en otros muchos aspectos de interés. La muestra se divide en dos bloques. El primero alberga los trabajos que realizó Mas antes de la Guerra Civil y el segundo, el periodo entre 1940-1958, año en que hizo la falla Entre rodes para Convento Jeresalén y que significó su última falla. Una reproducción de la misma ha sido instalada en uno de los dos patios acondicionados de la Beneficència. Fotografías, dibujos, cabuts y carrozas también forman parte de ella.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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