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La policía desarticula en Barcelona una poderosa red de tráfico de heroína

La heroína es una droga cuyo consumo está estancado. Pese a ello, su comercio ilegal sigue proporcionando elevadísimos beneficios a los grandes narcotraficantes. Una de estas poderosas organizaciones, integrada por turcos, sirios y españoles, ha sido totalmente desarticulada en Barcelona por los agentes del Grupo de Estupefacientes del Cuerpo Nacional de Policía, dirigidos por el inspector jefe Julio Fernández. La importancia de la operación no viene dada tanto por el volumen de la heroína incautada en Barcelona -17 kilos- como por la cantidad que se ha logrado retirar del mercado internacional: 878 kilos, requisados por la policía turca en su país gracias a la labor previa de los agentes españoles. La mayor parte de esta droga iba destinada al Reino Unido, una parte de ella a Bélgica y cantidades menores al mercado de Madrid, Valencia y Barcelona. Las investigaciones policiales se iniciaron el pasado mes de octubre cuando la policía tuvo conocimiento de que Barcelona era el centro de operaciones de una trama que introducía heroína en España procedente de Turquía por vía marítima. La droga llegaba al puerto de Barcelona en el interior de cajas de productos textiles importados legalmente desde aquel país. Cuando llegaban, las cajas con la droga eran transportadas a los puertos de Bilbao y Santander en camiones cuyos conductores ignoraban lo que llevaban. Desde estos puertos, la droga era enviada al Reino Unido. Las empresas Glutoban y Nasitrade, dedicadas a la importación y exportación de productos textiles, radicadas en Mataró, eran las encargadas de dar cobertura legal a las importaciones y posteriores exportaciones de ropa -toallas turcas- y de heroína. Al frente de ellas figuraba el turco Nabil N., de 51 años y con residencia legal en España. Con él han sido detenidos los españoles Francisco F. P., de 54 años, encargado de la distribución de la heroína y de la recaudación; Sebastián A. M., de 41; Sandra P. G., de 23, empleada de Nabil y encargada de llevar personalmente las ganancias a Turquía, donde las entregaba a Sami N., hijo de Nabil, detenido por la policía de aquel país; Antonio C. C., de 53 años; Antonio N. V., de 49, y los sirios Mohamed Nasser H. D., de 49 años, y Mohamad Zakaria H. D., de 42 años.

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