Insolidaridad

Me he visto sorprendido por las últimas noticias publicadas en los distintos medios de comunicación referente a la prohibición de entrada a aquellas personas con muletas y discapacidades en la sala Cheyenne, en la avenida de Brasil, 5. Me veo en la necesidad de remitirle esta carta suplicando su publicación a los fines de comunicarle la atención recibida en un lugar que ha sido mi distracción durante los cerca de cinco meses que duró mi rehabilitación.En febrero del año pasado fui operado de la cadera, con prótesis total, en el hospital Cruz Roja Española, bajo la dirección del doctor Corbatón, lo que me obligó a desplazarme con muletas hasta el mes de julio de ese mismo año. A lo largo de muchos de los fines de semana en los que he tenido que soportar mi "invalidez", me desplazaba a dicho local con compañeros y amigos para disfrutar de la velada. En ninguna de dichas ocasiones me fue prohibida la entrada; es más, la misma me era facilitada por el personal del local. Dicha actuación era agradecida por mí, acudiendo de nuevo al mencionado local Cheyenne, sin que nunca me pusieran ni una sola pega para entrar. Además, he sido testigo de la presencia en el mismo de personas con muletas.

Al local Cheyenne, por culpa de los medios y siempre antes de oírle, se le ha engordado para matarlo, como a los cerdos.-