Un resquicio para la fama
"Somos chicas sencillas que buscamos un trampolín a la fama". Lo dice Miss Baleares, Sara Ballesteros (18 años), que, con una altura cercana al metro ochenta y unos ojos negros, directos y sencillos, se enfrenta esta noche a otras 51 jóvenes en la elección de Miss España, un certamen que este año se celebra en Jaén. Todas tienen el mismo objetivo, conseguir un premio de belleza que les abra la puerta a otros mundos. Sara piensa en la televisión o en el cine. Los ideales de Griselda Pérez, Miss Jaén, pasan por aceptar y aprovechar cualquier oferta si, esta noche, su nombre está en la mente de los miembros del jurado. Las 52 misses que representan a todas las provincias del país llevan juntas en Jaén desde el pasado día 12. Toda su vida en estos días ha estado controlada de cerca por la organización. Han estado vigiladas y expuestas en grupo. Eso hizo que surgiera el compañerismo y la amistad, pero sólo hasta la noche del pasado domingo. Lo dice Francisco Marín, el coordinador en Jaén del certamen. "Han tenido muy buena relación hasta que han empezado los nervios. Ahora ya no se hacen grupos. Las compañeras se han empezado a ver como competidoras. Y ese cambio de actitud es normal, no es criticable, porque la vida de una de ellas va a cambiar radicalmente en un momento". Las sonrisas son lo que aflora en el exterior. En el interior, detrás de los escenarios, en los camerinos y en las habitaciones de los hoteles todo cambia. A una de las candidatas le ha desaparecido misteriosamente el vestido que tenía que lucir en la última gala, ese que cada una ha seleccionado cuidadosamente pensando que es el que más realza sus formas. A pesar de todo, las participantes declaran sentirse encantadas. "Siempre me ha gustado este mundo y lo que quiero es disfrutar, sea cual sea el resultado", explica Miss Jaén, una estudiante de cuarto curso de Relaciones Públicas que sólo es capaz de contestar con un "Ufff" cuando se le pregunta por lo que haría si alcanzase la corona que esta misma noche abandonará Miss España 1998, María José Besora. Sara Ballesteros seguirá trabajando con normalidad en la empresa de transportes informáticos de Baleares si ella no es la seleccionada. "Me presenté sólo para conocer a gente. Sobre todo mujeres, porque la mayoría de mis amigos son hombres. Me animó un simple anuncio en el periódico", comenta. La convocatoria del certamen de Miss España en Jaén ha colapsado la ciudad. Las plazas hoteleras están agotadas, las entradas para presenciar la gala que retransmite Tele 5 han desaparecido. Francisco Marín calcula que alrededor de este certamen se mueven 2.500 personas entre familiares de las candidatas, prensa (se han acreditado 72 medios de comunicación nacionales) y organización. Sólo a este último apartado hay dedicadas 311 personas, sumando el personal de maquillaje, peluquería, azafatas, conductores, guías y una larga lista de profesionales al servicio de un evento que ha resurgido de sus propias cenizas. El dinero que se mueve detrás de este concurso de belleza es mucho más difícil de calcular. La organización en la provincia ha necesitado 50 millones de pesetas, conseguidos por las aportaciones de las administraciones públicas y la Cámara de Comercio. Pero hay mucho más, sólo el escenario que ha montado Tele 5 ha costado 31 millones. Un escenario que, por cierto, la cadena de televisión regala al Ayuntamiento de Jaén. Y las cifras ya se disparan cuando se piensa en la publicidad que genera el certamen.
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