Sí, hay guerra sexista
Me ha causado sorpresa la falta de rigor y la subjetividad expresada por el secretario de la Federación Madrileña de Ajedrez (FMA) en la carta publicada en este diario el pasado 15 de febrero. Efectivamente, en Comisiones Obreras hemos sabido de las denuncias de Eduardo da Riva, profesor de ajedrez, y nos hemos hecho eco de ellas. La lástima es que nuestra voluntad y la suya no hayan sido suficientes para modificar unas normas discriminatorias por las que, a las puertas del siglo XXI, todavía se rige un deporte donde la competición reside únicamente en el intelecto.Niñas y niños juegan juntos al ajedrez en la escuela, pero cuando quieren competir tienen que hacerlo por separado, porque unas normas obsoletas les impiden hacerlo juntos. No es verdad que sólo los campeonatos promovidos por la FEDA y FIDE segreguen a niños y niñas. La FMA también lo hace, aunque una pequeña nota en el programa DEUCO diga que en las categorías masculinas la participación quede abierta a ambos sexos.
La realidad es que las competiciones y categorías siguen teniendo los nombres de masculino y femenino, y siendo así es muy difícil, casi heroico, que una niña se "atreva" a querer competir con ellos. Esto es algo que pude comprobar personalmente el pasado 20 de febrero en los campeonatos de distrito que están teniendo lugar en la Junta de Distrito de Ciudad Lineal: los niños jugaban con los niños y las niñas con las niñas.
Pero la cruda realidad va más lejos aún. Según el testimonio del padre de una de las niñas que competían, los trofeos que se entregaron a primeros de febrero, correspondientes a otro campeonato, también en el distrito de Ciudad Lineal, eran, para las mismas categorías, dorados para los niños, plateados y de menor tamaño para las niñas.
Hace más de dos años que Eduardo da Riva inició el largo camino de luchar contra la desigualdad. De él saben, efectivamente, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, el Instituto de la Mujer, la Dirección General de la Mujer, partidos políticos y el sindicato CCOO. Todos han reconocido la discriminación. Incluso el Parlamento Europeo ha admitido a trámite su demanda. Pero ¿por qué las federaciones (FMA, FEDA, FIDE) hacen caso omiso a estas protestas y siguen convocando, año tras año, competiciones con categorías separadas para niños y niñas?, ¿qué interés tienen en continuar con esta discriminación? ¿hasta cuándo tendrán que sufrir las niñas esta vejación cultural, intelectual y educativa?-
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