Los sorprendentes análisis de Van Gaal
El técnico explica que su equipo dominó al Celta, y se aferra a la expulsión de Figo
No es Louis Van Gaal de esa clase de gente aficionada a la autocrítica. El holandés saca pecho en las victorias y cuando las cosas ruedan mal, su imperturbabilidad le sirve como una fuente incesante de excusas. Ayer, tras el auxilio de la fortuna que permitió a su equipo salir indemne de Balaídos, Van Gaal ofreció un sorprendente análisis del partido. Muchos se preguntaron si realmente había estado en el estadio. En la primera parte, según el particular criterio del entrenador holandés, "el Barcelona llevó la iniciativa, aunque no fue capaz de crear oportunidades". En la reanudación, según Van Gaal, los azulgrana incluso "jugaron mejor". A falta de otras disculpas, el técnico se aferró a la expulsión de Figo, cuando sólo quedaban diez minutos de partido, para reseñar que en inferioridad numérica su equipo tuvo que resignarse y ya no pudo buscar la victoria.Algo más exigente con sus futbolistas, Van Gaal acabó reconociendo que, aunque el Barcelona estuvo firme en defensa, se mostró "lento en ataque".
"Hemos retenido demasiado el balón", admitió, "y arriba hemos estado peor que en los últimos partidos". No podía faltar, claro está, el lamento por la expulsión de Figo, que consideró injusta, ya que, según él, el balón le golpeó en la mano al jugador sin que éste tuviese intención de retenerlo. "Y aunque se dice que tenemos mucha plantilla", agregó, "un hombre como Figo es difícil de sustituir". "Hemos obtenido un buen resultado en un partido difícil", resaltó el holandés, quien reconoció que tanto el Celta, como el Valencia o el propio Mallorca, tienen entidad suficiente para aspirar aún al título, una vez que el Madrid parece desplomarse.
Su colega del Celta, Víctor Fernández, vio, claro está, otro partido. Y el análisis del preparador céltico se aproximó más a la impresión general entre el público y la prensa. "Estoy decepcionado por el resultado, pero hemos hecho uno de los mejores partidos de la temporada", destacó Víctor, "el equipo ha funcionado bien tanto en defensa como en ataque y hemos acabado convirtiendo a Hesp en la estrella del encuentro".
Admitió el técnico local que el Barcelona tuvo un buen arranque de partido, pero que pronto se tropezó con la fortaleza del rival. "En Balaídos", presumió Víctor, "es muy difícil hoy en día que ningún equipo pueda asumir el mando". "El resultado ha sido caprichoso", sentenció Fernández finalmente.
A los futbolistas del Celta, también satisfechos por su juego, sólo les quedaba los lamentos por la mala suerte y los elogios a la actuación del guardameta Hesp, providencial toda la tarde y muy especialmente en los instantes finales, cuando logró desviar al poste un sensacional disparo de Karpin desde fuera del área. Revivo destacó que su equipo pudo incluso alcanzar una goleada. "Si acertamos en las oportunidades, les metemos tres o cuatro". Míchel Salgado dijo sentirse con "mal sabor de boca, pero la conciencia tranquila" y se refirió también a que, tras una racha de malos resultados y discreto juego, el Celta recobró ayer sus mejores virtudes. "El equipo ha recuperado la salida de juego que tenía", agregó.
Partidos como el de ayer vuelven a ilustrar hasta qué punto los equipos grandes se diferencian de los demás por esa misteriosa capacidad para aprovechar el más mínimo resquicio y sobrevivir a las situaciones más comprometidas. El veterano Gudelj, que ayer volvió al equipo después de casi tres meses de ausencia por lesión, lo resumió: "Nosotros, cuando no jugamos bien, es muy difícil que ganemos. El Barcelona, cuando tiene un mal partido, empata o gana".
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