Morientes, con lumbago; Hierro, de ariete
Guus Hiddink apeló a la mala suerte como única causa de la derrota del Madrid. Pero de todo lo que incluyó en este apartado, sólo en un punto resultó convincente: la inesperada lesión de Morientes -sufrió un ataque de lumbago-, justo cuando se ejercitaba en una banda para intentar remediar la falta de gol de su equipo. Precisamente el hecho de que Morientes no saltara al campo después de estar calentando le supuso al técnico una bronca monumental del público, que también le dedicó sonoros pitos durante el partido a Panucci y a Seedorf. Y fuera del estadio, según la Ser, tres aficionados se enfrentaron a Mijatovic: el incidente no llegó a mayores porque intervino el equipo de seguridad del club."Teníamos previsto que Morientes entrara", comentó resignado Hiddink. "Pero calentando notó un pinchazo en la espalda. Está claro, la mala suerte nos acompaña. Es un hombre, como había demostrado últimamente, que solía marcar cuando aparecía".
Y como no pudo recurrir a Morientes, como tampoco tenía muchos delanteros más de los que tirar -Mijatovic y Suker, lesionados, no estaban entre los convoca-dos-, a Hiddink no se le ocurrió otra cosa como remedio de emergencia que apelar a la vieja fórmula de reconvertir un central en delantero centro. Así que en los últimos minutos mandó subir a Fernando Hierro, que se pegó al área del Athletic. La solución Alesanco -lo han hecho más jugadores, pero el vasco se quedó con la patente- no funcionó. Sobre todo, porque en esa fase el Madrid no colgó ni un sólo centro sobre el área en busca de la cabeza del malagueño. "No va con nuestro juego, pero era una medida para cazar algún rechace y esas cosas", se justificó Hiddink.
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