Milosevic se resigna a un bombardeo de la OTAN antes que ceder en Kosovo
EE UU envía bombarderos B-52 a Europa al concluir hoy el plazo para negociar
El presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, parece resignado a la guerra. Antes que ceder en lo que considera fundamental de la negociación sobre Kosovo, Milosevic se muestra dispuesto a conducir a Serbia y a toda la región hacia un conflicto de consecuencias imprevisibles. Así lo demostró ayer al negarse a recibir en Belgrado al emisario norteamericano, Christopher Hill, quien regresó con las manos vacías a Francia, sólo para constatar que, a punto de cumplirse a las doce de hoy el plazo dado por la comunidad internacional para llegar a una solución pacífica, las conversaciones en Rambouillet sobre Kosovo siguen estancadas.
Lejos de escuchar la propuesta de la que era portador Hill, Milosevic repitió su posición de principios: "No entregaremos Kosovo ni aunque haya bombardeos". Milosevic se resiste especialmente, según las informaciones que han trascendido de la reunión de Rambouillet, a aceptar el despliegue de fuerzas de la OTAN en Kosovo para vigilar el cumplimiento de un acuerdo de paz. El secretario general de la OTAN, Javier Solana, insistió en que ese despliegue era esencial para garantizar el éxito del acuerdo. Los presidentes de Francia y EE UU, reunidos ayer en Washington, coincidieron en su "determinación" de actuar militarmente si Milosevic no accede a suscribir un compromiso con los albano-kosovares y a cumplirlo en todos sus términos, incluido el despliegue de una fuerza de paz. Mientras, EE UU y la OTAN ultimaban los detalles de lo que ya se ha bautizado como Operación Yunque Noble. Para participar en la operación, EE UU envió ayer al Reino Unido los temibles bombarderos B-52.
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