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El guitarrista británico Kevin Ayers repasará su carrera en Getxo

El guitarrista Kevin Ayers (Herney Bay, 1944) ofrece hoy un concierto de pequeño formato, acompañado únicamente por otro guitarrista, en el Getxo Antzokia. En el teatro vizcaíno sonarán por enésima vez, a partir de las 20.00, canciones que el artista británico ha compuesto en cuatro décadas de irregular carrera. Los primeros pasos musicales de Ayers se localizan en 1963 con el grupo Wilde Flowers, aunque tuvo que esperar tres años para empezar a ganarse un hueco en la historia del rock como integrante de Soft Machine, grupo que, basando su sonido jazz rock en la improvisación de sus miembros, se codeó con Pink Floyd en plena época psicodélica. Todo eso sucedía en los años sesenta, una época que el guitarrista recuerda "con mucho cariño", aunque sin hacer concesiones al sentimentalismo. "Se dio una auténtica revolución, pero las revoluciones pienso que son únicamente ciclos. Forma parte del pasado", afirma Ayers pausadamente. Y es que Kevin Ayers es un hombre parsimonioso al que le hubiera gustado ser pescador, la auténtica antítesis de una exhibicionista rock star. De hecho, afirma no sentirse a gusto formando parte del show business y que, actualmente, lo único que le anima a subirse a un escenario es el amor. "La música es una continuación del amor. Si no hay amor no puedes hacer música. Pero hace años que me cansé de esta profesión. El negocio del rock no me gusta nada, es un negocio muy frío sobre un alma muy caliente. Es como un carnicero cortando el corazón de la música, del músico. Hay quien gana su dinero cortando trozos de ese corazón", sentencia. Pero no todo es negativo en la visión de Ayers, un músico que también ha tocado junto a Nico, John Cale, Elton John y Brian Eno: "Me gusta tocar en vivo cuando tengo buenos músicos, cuando hay duende. Eso me encanta, no hay nada mejor, es mejor que el sexo, mejor que todo". Suspensión de Morente Aunque británico, apenas ha vivido en las islas. Pasó parte de su infancia en Malasia y hasta esta década estuvo afincado en Mallorca. "Cuando llegué a Deià, en los años sesenta, tenía 19 años y encontré un sitio donde había mucha gente con energía creativa: poesía, pintura, música... Para mí era un paraíso; una isla soleada con gente, franceses, españoles, ingleses, con ganas de hacer algo. Pero ahora es al revés. Todo el mundo se siente viejo, no tiene energía. Se ha convertido en un cementerio muy caro", argumenta justificando su reciente cambio de residencia, hoy fijada en Francia. Mientras, el Kafe Antzokia de Bilbao anunció ayer la suspensión del concierto programado para el próximo día 26. Esa noche, el cantaor Enrique Morente, que homenajea a Lorca en su último elepé, tenía previsto ofrecer un recital junto al grupo de rock granadino Lagartija Nick, con el que grabó el disco Omega.

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