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Banyoles retira la licencia para botes a los dueños de la barca que naufragó

El Ayuntamiento de Banyoles retirará preventivamente la concesión para el alquiler de botes de remos a la empresa La Carpa de l"Estany, SA, propietaria del catamarán L"Oca, que naufragó en el lago el pasado 8 de octubre y causó la muerte de 21 jubilados franceses. Esta decisión se fundamenta en un informe del Instituto de Ecología Acuática de la Universidad de Girona que ha concluido que el drenaje que se efectuó en el embarcadero de L"Oca, unos tres meses antes del naufragio, causó un grave daño en el ecosistema del lago. La suspensión que se dictó después del naufragio no afectaba a las barcas de remos de la empresa. El vaciado de materiales del fondo del lago, efectuado sin el permiso municipal y por medios mecánicos, tenía como objetivo evitar que la quilla del catamarán tocara fondo debido a la sobrecarga de baterías con que se había dotado a la embarcación. Un informe pericial posterior al naufragio reveló que se duplicó el peso inicial de la barca. Este exceso de peso del catamarán, unido al del pasaje y a unas burdas rejillas de ventilación practicadas en el espejo de la popa, desencadenaría la tragedia. Los propietarios y patronos de la embarcación siniestrada, Bartomeu Gayolà y Simón Rodríguez, a pesar de contar con el permiso municipal, no se decidieron a volver a alquilar las barcas de remos hasta hace unos 10 días. El inicio de las actividades en el lago por parte de los dos empresarios, acusados de 20 homicidios por imprudencia y actualmente bajo fianza, causó cierto malestar entre la población. El Ayuntamiento aseguró ayer que el informe técnico de la Universidad de Girona les llegó anteayer y que éste es el que ha motivado la retirada cautelar de la concesión. El concejal que instruye el expediente por el drenaje irregular dictará en los próximos días una resolución definitiva. El informe del Instituto de Ecología constata que se sacaron del lago grandes cantidades de piedra en una zona protegida. Los propietarios de la embarcación vertieron después cantos rodados en el fondo para estabilizar el terreno y ayudar a frenar la arribada del catamarán.

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