"No despediré a nadie, pero la orquesta del Liceo hay que reestructurarla por completo"
Cuando el próximo 7 de octubre, en la inauguración oficial del nuevo Liceo, suenen los primeros compases de la ópera Turandot, de Puccini, todas las miradas se concentrarán en el foso del reconstruido teatro. Su nuevo director musical, Bertrand de Billy (París, 1966), quiere que en ese momento, por encima de la emoción del reencuentro, la orquesta afronte el reto mostrando un nuevo ímpetu. "No existen fórmulas milagrosas para reestructurar una orquesta", explica De Billy. "Se necesita tiempo para desarrollar su potencial artístico y humano y la única forma de hacerlo es desde la continuidad de un trabajo de fondo". Esta noche, en el Palau de la Música, De Billy dirige a la Orquesta del Liceo en el que es su primer concierto en una temporada del teatro lírico barcelonés. A partir del 1 de junio, fecha en la que comienza a regir su contrato de cinco años de duración como director musical, De Billy se instalará en Barcelona para trabajar en el coliseo de La Rambla durante seis meses al año. En su primer concierto dentro de la temporada del Liceo -ofreció uno el pasado julio incluido en la programación del festival Grec de Barcelona- dirigirá un programa integrado por la Sinfonía núm. 49 "La Pasión", de Haydn; el ciclo de Canciones a la muerte de los niños, de Mahler, con la mezzosoprano Ewa Podles como solista, y la Primera sinfonía, de Shostakóvich. "Con este repertorio, la orquesta enriquece su tradición operística con obras que ayudarán a elevar su nivel de precisión y su capacidad de respuesta", asegura. "He hablado con los músicos de la orquesta, me han comunicado sus problemas y también sus temores ante el periodo de renovación que emprende el teatro. Saben ya que no voy a comenzar mi gestión despidiendo a nadie, pero también saben que la orquesta debe reconstruirse por completo desde sus cimientos". Bertrand de Billy afrontará la renovación de la orquesta y el coro del Liceo poniendo en práctica un modelo de trabajo que combina la ópera, los conciertos sinfónicos y la música de cámara en una intensa agenda de trabajo. "Para desarrollar su enorme potencial, la Orquesta del Liceo necesita una completa reestructuración a nivel humano, psicológico y artístico", explica. "Los objetivos prioritarios son cubrir las plazas de concertino, primer violonchelo y asistencia del director, tres puestos esenciales en el funcionamiento de la orquesta, y después cubrir las plazas vacantes hasta completar la plantilla redefiniendo la categoría profesional que ocupa cada músico según su nivel real". En la primera temporada De Billy, quien acaba de debutar como director de ópera en La Bastilla de París dirigiendo Carmen, de Bizet, asumirá tres títulos: la Turandot inaugural, Lucia di Lammermoor, de Donizetti, y Las bodas de Figaro, de Mozart, además de asumir la dirección de nueve conciertos sinfónicos. "Con Las bodas de Fígaro iniciaré la trilogía Mozart-Da Ponte, que continuará en las siguientes temporadas con Don Giovanni y Così fan tutte, y en el año 2003 afrontaremos el desafío de montar completa la Tetralogía de Wagner", explica. El director francés, que abrirá la serie de conciertos en el Liceo con la Segunda sinfonía, "Resurrección", de Mahler, asegura que, junto a la renovación de la plantilla, su proyecto contempla una completa reestructuración de los sistemas de ensayos. "Hay que planificar todos los ensayos de los próximos dos años teniendo en cuenta la dificultad de cada título", comenta. "Hay que trabajar a largo plazo, con un sistema de ensayos que permita la alternancia de títulos en el cartel", asegura. La música, la protagonista El nuevo responsable musical del Liceo no quiso desvelar nombres de futuros directores invitados, ni tampoco el de su asistente, hasta que se firmen los contratos, pero asegura que habrá sorpresas. "Más que batutas famosas, el director artístico y yo mismo queremos músicos dispuestos a implicarse en los objetivos artísticos del nuevo teatro: devolver el protagonismo a la música, que lo más importante sea siempre el compositor y no la personalidad del divo de turno, sea cantante, director musical o director de escena", asegura. De Billy también desea colaborar con Lawrence Foster, titular de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC). "Foster tiene que dirigir ópera en el Liceo y, por qué no, la propia Sinfónica de Barcelona puede ocupar el foso en algún título, así como la Orquesta del Liceo puede actuar en sus temporadas en el nuevo auditorio. La competencia no tiene sentido, hay que buscar espacios para la mutua colaboración".
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