España aportará tropas a la fuerza de paz en Kosovo
El ministro español de Defensa, Eduardo Serra, afirmó ayer que su Gobierno ha tomado la determinación de enviar tropas terrestres a Kosovo, pero no quiso pronunciarse sobre las dimensiones del contingente militar español, porque la decisión no está tomada todavía. En rueda de prensa conjunta con su colega polaco, Janusz Onyszkiewicz, Serra dijo en el primer día de su visita a Polonia que España participará en el despliegue multinacional de tropas en Kosovo. Serra explicó que "sí hay tomada la determinación de enviar tropas terrestres para la operación de la OTAN, que será realizable sólo en el caso de que se alcance un acuerdo en las conversaciones" que se mantienen en la ciudad francesa de Rambouillet. Respecto al contingente que España enviaría, aseguró que "habrá que esperar a una reunión del Consejo Atlántico".Serbia endurece su posición
A cinco días del final de la conferencia de paz de Rambouillet que debe instaurar una amplia autonomía en Kosovo, el Gobierno de Belgrado parece decidido a mantener la tensión y la incertidumbre hasta el último momento del plazo que expira el próximo sábado al mediodía. Ayer el presidente de Serbia, Milan Milutinovic, que ejerce como jefe oficioso de la delegación negociadora, restó trascendencia a su encuentro, el domingo, con la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, y proclamó, una vez más, el rechazo de su Gobierno a la eventual presencia de las fuerzas internacionales en Kosovo. "Lo que hace falta son discusiones substanciosas. Lo del domingo no pasó de ser un bla, bla, bla", indicó, anulando la escasa receptividad que él mismo mostró la víspera.
A estas alturas de las negociaciones, la negativa serbia desestabiliza completamente los avances logrados durante la pasada semana, toda vez que los albanokosovares difícilmente pueden renunciar al referendo de autodeterminación que reclaman, si el proceso de autonomía no está respaldado por una fuerza multinacional.
Según el diario Koha Ditore, próximo al Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), la cuestión de la autodeterminación ha quedado en suspenso, puesto que la delegación albanokosovar ha renunciado de momento a seguir insistiendo sobre ese punto. Todo parece indicar que los albaneses están dejando que los serbios concentren sobre ellos la presión internacional porque no quieren aparecer como los responsables de un fracaso.
La posibilidad de que los serbios mantengan una actitud de desafío hasta el último momento es algo que los mediadores internacionales consideran seriamente. Otro problema puede ser el tiempo. "Hay que acelerar", es el mensaje que han mandado a Rambouillet.
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