Clos asegura que el Plan Central del Raval aborda "el corazón del problema"
El alcalde de Barcelona, Joan Clos, aseguró ayer, en el breve parlamento que acompañó a la inauguración de la primera fase del Plan Central del Raval, que la importancia de esta actuación urbanística radica en que "incide en el corazón del problema", es decir, en una de las zonas más degradadas que aún quedan en el barrio. La actuación más importante será la construcción de un paseo de 317 metros de largo y 58 de ancho.
El Ayuntamiento presentó ayer este paseo como el mejor reconocimiento a las familias del Raval que confiaron desde el principio en la recuperación de la zona y se quedaron a vivir allí. Las fachadas de las fincas con vistas a la rotonda de Sant Pau- Sant Jeroni aparecían ayer descoloridas y algunos de sus residentes no paraban de comentar que la suya necesita con urgencia un buen lavado de cara. El concejal Joan Fuster insistió en que se acaban de poner andamios en un par de fincas para que cunda el ejemplo entre los particulares y las rehabiliten. Añadió que las ayudas públicas para quien que se anime pueden cubrir hasta el 50% del importe. De las personas que intervinieron en el acto fue el presidente de la Asociación de Vecinos del Raval, Pep García, quien puso la nota crítica para dejar claro que las relaciones entre la entidad que preside y el distrito no atraviesan su mejor momento. Entre el público asistente se percibía la preocupación de los afectados por el plan urbanístico, porque no en vano son 789 las viviendas incluidas en él. A diferencia de lo que ocurría con las primeras actuaciones de Ciutat Vella, cuando la causa del temor era que les pudieran trasladar a otros puntos de la ciudad, ahora la zozobra apunta a los vecinos que pueden caerles en suerte en la misma escalera, algo que en un lugar como el Raval no es baladí. Seguridad ciudadana De sus miedos hablan y no acaban vecinas como Gloria Tortosa, de la calle de Sant Ramon, que disfruta de un piso nuevo pero, según cuenta, sigue teniendo muchos problemas para entrar y salir de su vivienda. "No hace ni un año me agredieron con una lata en la cabeza unos drogadictos que estaban sentados junto a mi puerta, a los que sólo les pedí que se apartaran para poder entrar", afirma.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.